Irma Serrano, quien falleció este 1 de marzo, era ampliamente conocida por su carrera como actriz, cantante y política, además, no era un secreto la vida de lujos y extravagancias a las que estaba acostumbrada. Entre sus posesiones más preciadas se encuentran la cama de Carlota de Bélgica y el Teatro Fru Fru, inmueble que adquirió en la década de los 70
Este inmueble ubicado en la calle Donceles, en el centro histórico de la Ciudad de México, fue inaugurado en el año 1900 por el entonces presidente Porfirio Díaz, bajo el nombre de Teatro Renacimiento.
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En 1933, este recinto comenzó a perder el esplendor que le caracterizaba e incluso permaneció cerrado por varios años y estuvo a punto de ser demolido.
Fue hasta 1973 cuando “La Tigresa”, adquirió la propiedad en una subasta de la cementera Anáhuac. Serrano remodeló y reactivó este sitio, llamándolo Teatro Fru Fru.
Muy acorde a su gusto, la también cantante le dio al teatro un toque elegante, misterioso y sombrío, en colores dorados, rojo y marrón, resaltando en su vestíbulo, las pinturas y estatuas de ángeles y demonios.
Entre las obras que se llegaron a presentar en este inmueble, destacan las protagonizadas por la misma actriz, como “Naná”, “Lucrecia de Borgia” y “Yocasta Reina”.
El Teatro Fru Fru tenía un cabaret secreto
Cuentan que este recinto albergaba un espectáculo de cabaret en un espacio llamado “La Cueva de la Tigresa”, donde solo podían entrar quienes tuvieran invitación, pues se presentaban espectáculos muy atrevidos para la época.
En los años ochenta, este espacio fue pionero del concepto de Teatro de Medianoche, donde se presentaban puestas en escena con temáticas para adulto, destacando las que trataban de lesbianismo.
Aseguran que el teatro está embrujado
Este espacio es considerado como uno de los edificios antiguos de la Ciudad de México donde más actividad paranormal se ha registrado, pues tanto sus trabajadores como artistas que se han presentado en su escenario, aseguran haber experimentado situaciones inexplicables.
Otro dato que llama la atención del terrorífico lugar, es la estatua de un demonio que se encuentra en su entrada. Hay quienes aseguran que la misma Irma Serrano hacía ofrendas a esta estatua para garantizar el éxito de las obras que se presentaban en el sitio.
Actualmente, el Teatro Fru Fru se encuentra algo descuidado y ha sufrido diversos cierres y aperturas, presuntamente por temas legales que su dueña, Irma Serrano, enfrentaba.