Si existía un programa en el ámbito de la música que presentara, lanzara y consolidara las carreras artísticas de las luminarias del país, ese era Siempre en Domingo.
Su conductor, Raúl Velasco, llegó a ser parte de la cultura popular que enmarcó los ochentas y los noventas. No existía domingo alguno que las familias se postraran en rededor del aparato televisor y disfrutaran de la música actual de aquellos años.
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En aquel diciembre en las vísperas de 1990, se presentaba una artista poco conocida hasta ese momento, pero que dejaría muy marcada su locura en el escenario como muestra de la irreverencia de su espíritu, su nombre Gloria Trevi.
Con la canción de "Doctor psiquiatra" al ritmo de una melodía pegadiza que combinaba algo de electrónica y el género pop animó al público que fascinado, durante los aproximadamente tres minutos y 38 segundos que duró la canción, le propinó una de las mayores ovaciones de la noche.
Una emblemática canción de Gloria Trevi que parecía su himno de apertura para mostrarse como sería ella a lo largo de su carrera musical, por ejemplo con la frase "no estoy loca, solo estoy desesperada".
A sus contorsiones frenéticas de su cuerpo, seguían los clamores del público, embelesados por las rutinas de baile tan excéntricas de Gloria Trevi que más parecían llamar al desenfreno.
"Quiero vivir mi propia vida" sería casi como una declaración personal para lo que vendría después en su vida personal y artística, pues tuvo que soportar el enjuiciamiento público por sus decisiones a partir de su incursión en el mundo musical.
Seguramente por el conservadurismo exagerado de la sociedad mexicana de los años ochenta y noventa, Gloria Trevi se entronizó como la artista a la que todos querían seguir, pues ella a diferencia de muchos se rehusaba a seguir las reglas y el protocolo y eso, la terminó por catapultar a la fama nacional e internacional.