LUCHA LIBRE

La réferi There Santos nunca se rinde; en menos de tres años su ascenso ha sido meteórico

La internacional combina su trabajo como guardia de seguridad con la impartición de justicia arriba del cuadrilátero, profesión que la ha llevado a otras latitudes

There Santos, de las pocas réferis mujeres en la lucha libre.
There Santos, de las pocas réferis mujeres en la lucha libre.Créditos: Rosendo Liñan
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“Hay There Santos para rato”, sentencia tajante la réferi de lucha libre en entrevista exclusiva para este rotativo matutino, pues no piensa darse por vencida en el futuro cercano, sino que, como en su profesión, el presente round es “sin límite de tiempo”.

Debutante en enero de 2023 en la Kilowatts de esta frontera, su ascenso ha sido meteórico, ya que en menos de tres años ha llegado incluso a trabajar en Nashville, Tenesí, sin dejar de mencionar las arenas Coliseo de Nuevo Laredo y Anfiteatro, entre otros eventos privados mismos de esta misma frontera, además de la Mezquital de Monterrey, arena Tigre Padilla de Monclova y en Ciudad Acuña, lo cual le ayudó a tomar experiencia para sus siguientes travesías.

La réferi de Nuevo Laredo, There Santos

Llegada de las lejanas y bellas tierras de El Salvador a esta dinámica ciudad de migrantes cuando empezaba su edad adulta, Santos nos comparte que desde niña fue fanática de la lucha libre, por lo que intentó convertirse en una estrella del pancracio, pero el destino le tenía preparado un plan distinto: brillar sobre el ring, aunque desde otra trinchera, como la máxima autoridad en las arenas en las que ha impartido justicia.

Ahora, debido a que el respetable la vitorea como si fuera luchadora o incluso más, donde se apersona a hacer su labor es presentada por el sonido local como “la única, la reina, la diosa, la siempre imitada, mas nunca igualada: ¡¡¡la Internacional There Santoooooos!!!”, mientras se desata el pandemónium de bote en bote y de esquina a esquina.

Horas aciagas

No todo fue miel sobre hojuelas, lo anterior debido a que, como se mencionó líneas arriba, una lesión en la vértebra lumbar truncó su camino en el deporte de las patadas, las llaves y los lances, dejándola en cama durante seis largos meses, lapso en el que, como dicen, “no hay mal que por bien no venga”, y se dio cuenta que quienes se decían sus amigos lo hacían de dientes para afuera, con una máscara no de lucha libre, sino de hipocresía, la cual no perderán en una batalla cuerpo a cuerpo, sino que la mantendrán hasta el último día de su vida.

“Me sentí decepcionada, pues no recibí ningún apoyo, sino que estuve totalmente sola. En realidad solo mi familia me cuidó y estuvo conmigo”, comparte a El Mañana.

Pero como reza el viejo adagio, “la noche es más oscura antes del amanecer”, y en el caso de Santos, no fue la excepción, pues después de pasar este amargo trago, su vida tomó un giro radical, ya que no tuvo que abandonar su sueño, sino simplemente volverlo realidad de una manera distinta a como lo previó en un inicio.

“Decidí convertirme en réferi y al principio, no fue fácil, pues en un mundo dominado por hombres, varios de ellos me criticaban incluso antes de debutar, diciendo que lo iba a hacer bien o que yo no sabía, pero no me importó y tiempo después he callado bocas, pues esos mismos luchadores ahora me felicitan y me comentan que hice bien mi trabajo”.

 

A quienes han tenido la fortuna de verla sobre el ring, impresiona su manejo del cuadrilátero, pues no es fácil estar hasta entre seis gladiadores y mantenerse atenta a que todo se desarrolle bajo las reglas establecidas en este complicado deporte, lleno de fracturas y cicatrices, sin dejar de mencionar la capacidad físico-atlética para seguir el ritmo de las batallas, esquivar las musculosas humanidades de los atletas, así como lanzarse a hacer los conteos y, en caso necesario, bajar del ring para mantenerse cerca de las acciones, momento en que el público disfruta de su trabajo de primera mano.

Mentes extremas

Además del evento Mentes Extremas, en Nashville, la jueza del ring menciona con orgullo que su mejor cartelera fue en esa misma urbe, donde alternó con su experimentado colega Kevin Young, pues se codeó con personalidades de esta profesión de los golpes y las patadas y, aunque las cámaras hasta en el último rincón de la arena fueron intimidantes al principio, así como la barrera del idioma, que se sorteó con el apoyo de un traductor, el trabajo se entregó con un nivel de excelencia, lo cual la hizo sentir la satisfacción del deber cumplido, además de agregar un logro más a su ya abultado currículum.

Para finalizar, Santos le deja un mensaje a las niñas como la que ella fue, resaltando que “no existe el sexo débil, aquí estamos parejos”, para que no cejen en su empeño de luchar por sus sueños y perseguir la felicidad haciendo lo que les gusta, sin importar las críticas o el poco o nulo apoyo de sus seres queridos y amigos o supuestos amigos, mejor dicho.