Uno de los más grandes jugadores en la historia de los deportes profesionales, la leyenda del béisbol George Herman "Babe" Ruth Jr., es la leyenda más conocida por su destreza en el diamente, pero hay una serie de otros hechos y tradiciones muy extraños asociados con "El Bambino" que no todos conocen, como su brava niñez.
De hecho, ser un chico malo lo ayudó a llevarlo a jugar béisbol.
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Babe Ruth, un chico malo
Cuando era un niño, a la edad de siete años, en Baltimore, Ruth siempre se metía en problemas por beber, mascar tabaco, deambular por los astilleros y burlarse de la policía local.
Esa era una conducta demasiado desastrosa para sus padres, quienes decidieron enviar a George a un orfanato católico, St. Mary's Industrial School for Boys, para tratar de enderezarlo.
Durante los siguientes 12 años, Ruth vivió allí y fue guiado por un monje llamado Hermano Mathias, quien, junto con varios otros monjes, lo introdujeron en el juego de béisbol y le enseñaron a jugarlo
Sus maestros también le enseñaron a convertirse en sastre, entre otras actividades, y aunque se graduó como un "fabricante de camisas calificado", Ruth creía que no era bueno en eso.
Cuando tenía 15 años, comenzó a sobresalir en el béisbol, tanto como lanzador como bateador.
Luego, el adolescente llamó la atención del entonces dueño de las ligas menores de los Orioles de Baltimore, Jack Dunn, quien buscaba a jóvenes talentosos... y ahí empezó la leyenda.
La Galería Nacional de Deportes cuenta cómo, cuando era un joven estudiante en el equipo de béisbol del equipo universitario de St. Mary's Industrial School for Boys, Ruth comenzó detrás del plato como lanzador.
No teníamos un guante de receptor construido para zurdos, por supuesto. Tuvimos suerte de tener cualquier tipo de guante. Usé el guante de receptor regular en mi mano izquierda, recibí el lanzamiento del picher, me quité el guante y lo regresé de vuelta con la mano izquierda
El "Babe" contaba divertido sus anécdotas:
Cuando tenía que lanzar a una base, tratando de atrapar a un corredor, tiraba el guante, tomaba la pelota con la mano izquierda y la lanzaba con todo lo que tenía
La mala conducta y el destino quisieron que Babe Ruth pasara de ser un niño pandillero a ser la estrella más grande del béisbol de todos los tiempos.