Julia Pastrana fue una mujer indígena nacida en Sinaloa, México, fue una talentosa mezzo soprano, cantante, música y bailarina que podía conversar en inglés, español, francés y su lengua materna: Cahita.
Pastrana tenía el rostro y el cuerpo cubiertos de abundante vello y su mandíbula era desproporcionadamente grande, todo debido a una severa condición congénita llamada hipertricosis terminal e hiperplasia gingival.
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Julia Pastrana sorprende al mundo
Su aspecto físico sería lo que dominaría la trayectoria de su vida. Siempre estuvo a la vista del público y predeterminó lo que la gente esperaba de ella. Julia Pastrana, con su talento y gracia, desafió a la sociedad.
Los historiadores en México cuentan que fue vendida y comprada desde que era una niña. Cuando era adolescente vivía en la casa del Gobernador de Sinaloa, probablemente como una curiosidad.
Cuando tenía poco más de veinte años, actuó en el escenario de Guadalajara, México, recibiendo numerosos elogios y cobertura de prensa que llegó a los Estados Unidos.
La publicidad llegó a un joven estadounidense llamado Theodore Lent y el Gobernador de Sinaloa y el Director de la Aduana de México se asociaron con la intención de vender a Julia.
La venden como animal
La joven llegó al puerto de Nueva Orleans para ser vendida como un animal. Antes de que se llevara a cabo la transacción comercial, Lent convenció en secreto a Julia Pastrana para que se casara con él, dejando al Sr. Sepúlveda, Director de Aduanas de México, sin derecho legal de propiedad.
Lent se convirtió de inmediato en gerente-propietario de Julia Pastrana, preparándola como fenómeno de circo, aprovechando más su apariencia que su talento.
La catalogó como "la mujer más fea del mundo", mitad mujer mitad mono; "mujer oso", "la mal llamada" y "la mujer indescriptible" entre muchos otros sobrenombres.
Recorrieron Norteamérica y Europa con gran éxito comercial. A los 26 años queda embarazada y viajaron a Rusia donde queda embarazada.
Nace su bebé
La mujer dio a luz y su hijo nació con la misma condición que su madre, pero trágicamente, solo vivió 36 horas. Julia murió tres días después debido a complicaciones del parto.
Después de estas muertes, su esposo vendió tanto el cuerpo de su esposa fallecida como el de su propio hijo recién nacido al médico que lo atendió, quien quería probar nuevas técnicas de embalsamamiento en ellos.
Lent, impresionado con los resultados, exige que le devuelvan el cuerpo de Julia y el de su hijo para otra gira como un nuevo espectáculo.
Después de que se deniega la solicitud, Lent solicita la asistencia del Consulado de los Estados Unidos para recuperar los cuerpos. Con su intervención tiene éxito y recupera la posesión de sus cuerpos.
Muerta siguió con su fama
Mostró a Julia y a su bebé fallecido dentro de una vitrina y comenzó a exhibirlos por toda Europa con mayor éxito comercial que cuando la exhibieron viva.
Eso no fue todo para Julia, pues fue comprada y vendida repetidamente. Pasó de mano en mano durante más de 150 años.
En 2005, Julia Pastrana, estaba en una caja de madera como parte del inventario en el sótano de la Universidad de Oslo. Artistas mexicanos empezaron a presionar para recuperar el cuerpo de la cantante.
Un colectivo de artistas mexicanos empezaron con su lucha para recuperar su dignidad y los derechos que le habían sido negados durante su vida y después de su muerte.
Regresa a México
La Colección Schreiner, la Universidad de Oslo y el Ministerio de Salud de Noruega tardaron varios años en reconocer oficialmente que la mexicana tenía derecho a ser removida.
En 2013, luego de casi 10 años de esfuerzos y más de 150 años después de su muerte, la joven fue transferida oficialmente a México.
Julia Pastrana fue sacada de la caja de madera y colocada dentro de un ataúd blanco. Viajó de Oslo a París, a la Ciudad de México, a Culiacán y luego a su hogar en Sinaloa de Leyva, donde fue recibida por miles de personas, y cientos de miles de flores blancas de todo el mundo se despidieron de ella y cerraron el ciclo de su explotación.