La aparición de deathbots en el entorno digital ha abierto una nueva dimensión en la forma en que las personas enfrentan la pérdida de seres queridos.
Estas plataformas, basadas en algoritmos avanzados de inteligencia artificial, permiten interactuar con simulaciones personalizadas de personas que ya no están vivas, reproduciendo su voz, lenguaje y estilo de comunicación con una precisión inquietante.
Conversar con tus seres queridos fallecidos
A primera vista, este tipo de tecnología parece ofrecer una solución para aliviar el dolor de la ausencia. Empresas como ReMemory Systems, EchoVault y Virtual Solace han impulsado esta tendencia al comercializar estos bots como herramientas de acompañamiento emocional.
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Los usuarios pueden recrear, por ejemplo, una última charla con un padre, una madre o una pareja fallecida, lo que da la impresión de mantener vivo un vínculo emocional. Pero, ¿es saludable aferrarse a una recreación digital?
Diversas investigaciones académicas han mostrado que prolongar el contacto con estas representaciones artificiales puede dificultar el proceso de aceptación del duelo.
Psicólogos clínicos afirman que, al mantener una "presencia virtual" del fallecido, los deathbots pueden interferir con el cierre emocional necesario para seguir adelante. Incluso se han reportado casos en los que los usuarios desarrollan vínculos adictivos con estos entes digitales, alejándose del mundo real y reforzando dinámicas de aislamiento.
Legalidad y ética
Además del aspecto psicológico, existe un terreno legal y ético aún sin delimitar. La utilización de los datos de una persona fallecida sin su consentimiento plantea dilemas sobre la privacidad post mortem, mientras que el uso comercial de estas simulaciones genera dudas sobre posibles manipulaciones del consumidor en momentos de vulnerabilidad extrema.
A pesar de su apariencia terapéutica, el fenómeno de los deathbots nos enfrenta a una disyuntiva: ¿es el consuelo digital una vía legítima para procesar el duelo o una forma de prolongar el sufrimiento humano bajo una apariencia de compañía?