Elon Musk y su cohete Falcon 9 de su empresa SpaceX, lograron nuevamente poner una serie de satélites en órbita, pero lo que más causó sorpresa es que en él viajó un satélite mexicano.
Tras un año el cohete ha completado ocho lanzamientos y aterrizajes, pero en esta ocasión, como parte de la misión Transporter-2, el cohete llevó al espacio 88 satélites, entre los que se encuentran Starlink y el D2/Atlacom-1, el primero con fines comerciales de una empresa mexicana.
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La Agencia Espacial Mexicana (AEM) había informado en un comunicado del mes de marzo, que se preveía que la primera semana de julio 2021 la empresa norteamericana llevara el nanosatélite mexicano.
“El importante componente educativo que se logrará con esta misión internacional, permitirá formar a nuestra juventud en capacitación, análisis y procesamiento de imágenes satelitales, al tiempo que se realizará el primer programa piloto de su tipo en la historia del país, para impulso de la productividad agrícola con apoyo del D2/AtlaCom-1”, público Salvador Landeros Ayala, director de la AEM.
El nanosatélite fue posible de realizar por el consorcio Hypearactive, quienes lo conforman la empresa poblana Space JLTZ, la sudafricana Dragonfly Aerospace y la norteamericana NanoAvionics.
El presidente de Space JLTZ, José Luis Terreros Corrales, empresa encargada del desarrollo del satélite, comentó que esto abre una nueva era de posibilidades al talento mexicano.
“Los datos distribuidos por este nanosatélite también tendrán una utilidad para tareas como protección de poblaciones frente a desastres naturales”, dijo la empresa en un comunicado.
La empresa norteamericana, Nanoavionics explicó que su misión en particular es la demostración en vuelo de las cargas útiles de comunicación e imágenes hiperespectrales.
Mientras su objetivo secundario era evaluar el interés del mercado por este tipo de instantáneas capturadas y procesadas.
El satélite mexicano que llevó al espacio el cohete de SpaceX, esta tecnología forma parte de un convenio realizado entre la Agencia Espacial Mexicana y la Universidad Autónoma del Estado de México, para representa un hito en el avance de una mejor planificación del uso de la tierra.