Todos, y en la mayoría de las etapas de su vida tienen la necesidad de recordar a alguien, a ese que contribuyo a sentir esa nostalgia de algo vivido, disfrutado cuando se fue niño, joven, adulto o hasta ya como anciano, lográndose con esto el no arrojarlo a ese indeseado libro del olvido.
Lo mismo sucede en todo el mundo, se recuerdan a esos hombres o mujeres que con sus actos a favor de la humanidad lograron esa gran hazaña, en muchos países los monumentos o espacios son nombrados o erigidos en favor de esos héroes, en ese territorio estatal por igual se rememoran con actos cívicos a sus destacados personajes, y en una ciudad presentes están esos ciudadanos que lograron engrandecer o procurar su progreso a través de sus talentosas acciones.
Ante esto, no es por demás destacar que décadas atrás se acostumbraba y en demasía el festejar, recordar, ilustrar a esas personas del sexo femenino o masculino que se distinguían por un hecho ya fuera este cultural, deportivo, político, social de las ciencias o artes.
Entonces, si aún vivía, a ese personaje y con orgullo se le invitaba a toda ceremonia cívica en donde acudiera y en masa la población entera, ahí, se le daba un espacio para presentarlo, para rememorar sus logros, se le ofrecía de igual modo un lugar privilegiado y entre las mismas autoridades presentes.
Cierto es que después de su ausencia por enfermedad o fallecimiento, de ese personaje se le hacía un recuento de su vida, se invitaba a su familia, el aplauso sobrevenía y de inmediato al tan solo mencionar su nombre.
Con esto se lograba que esa respetable dama, ese destacado hombre permaneciera presente, en el pensamiento no tan solo de su propia generación que constato en vida su obra al conocerlo o conocerla, sino por igual de esos niños, niñas, jóvenes o nuevos adultos, promoviendo con esto el reflejo del recuerdo.
Y para reforzarlo, se acostumbraba la elaboración de folletos, gacetas, cuadernillos o pequeños libros con ilustraciones y vivencias de esos personajes, para y a través de estos saber en qué se destacaron, que fue lo que brillantemente hicieron, el porqué de ese modo se les recuerda.
Propiamente en este estado de Tamaulipas existen cientos o quizás ya miles de escritos repartidos en cada ciudad que tocan y con nostalgia este tipo de temas, mencionarlos sería un tema muy extenso.
Sin embargo, entre esos tantos existe uno de gran interés llamado “Sin olvidar a Reynosa” del Ingeniero Carlos Nuño Robles, compendio en donde en una de sus páginas rememora al inolvidable neolaredense Manuel Ignacio Salinas Domínguez en su paso por esa igual ciudad fronteriza, retratándolo como ese impulsor y promotor de distintos asuntos como la del concurso para la creación del escudo de armas reynosense.
Al menos en Nuevo Laredo y hasta la década de los años setentas se tenía por costumbre que algunas personas entre historiadores, profesores, mujeres con alto sentido de responsabilidad por mantener la historia de esta ciudad, promovieran y a través de escritos a esos muchos personajes ilustres.
Sin embargo y curiosamente a partir de los años ochenta se comenzó a sentir esa partida de ese sentimiento nostálgico, de esa recopilación histórica, llevando esto al olvido y casi al instante a tanto personaje y aun brillante.
Prueba de esto es el de ese pintor destacado de nombre y renombre Jorge Yapur, tamaulipeco que a su fallecimiento y que en este pasado mes de enero cumplió once años, fundador del primer Instituto Regional de Bellas Artes de Tamaulipas, del “neohuastequismo”, aniversario que para los tamaulipecos lamentablemente paso desapercibido.
Y en Nuevo Laredo, retumba el nombre de Manuel Ignacio Salinas Domínguez como ese gran impulsor de la historia de esta frontera, pero triste es reconocer que sus logros hoy se olvidan al igual que la fecha de su fallecimiento; si, ese hombre que logro reordenar el Archivo Histórico Municipal, ese que poseía infinidad de libros personales entre los que destacaba el “Centenario”, libro que detallaba a personajes y la vida diaria pasada de los neolaredenses.
Ante esto sería algo fabuloso e histórico el promover un libro con actualizaciones permanentes en donde se ilustren a todos los personajes nacidos en esta frontera o no, pero que hayan logrado algo destacable por decir así por y para Nuevo Laredo.
Entonces el recopilar el día a día a esas mujeres, a esos hombres que marcaron a esta frontera es algo que ya se debe hacer, remarcar ahí su relevante acción para que sean constantemente recordados, hacer y cómo en antaño un “tejido” de recuerdos, una eterna efeméride, de Nuevo Laredo esa historia personal.