EL PAISAJE DEL RÍO BRAVO como lo conocemos está por cambiar para siempre, al menos del lado estadounidense pues el muro que parece ser inminente, rompería con el panorama que hasta ahora tenemos de vegetación partida por un río, tendrá ahora un deterrente visual metálico en tono marrón, con un camino paralelo.
Si bien en regiones fronterizas en el extremo noroeste han tenido el muro como parte del paisaje desde hace años, en nuestra comunidad el río ha sido siempre una barrera natural suficiente para evitar el cruce desmedido, tanto así que cada año le costó la vida a migrantes que no lograron cruzar sus traicioneras aguas.
Al cruzar por alguno de los puentes internacionales, con frecuencia tenemos interesantes postales al fijar la mirada en el horizonte, especialmente al amanecer y atardecer, con áreas verdes y naturales partidas por el río, con poca o nada de construcción en las márgenes, regalándonos hermosos panoramas que están por cambiar de manera permanente.
Una vez colocado el muro, que será más alto al que hemos visto anteriormente en esas regiones de California, Arizona, Nuevo México e incluso en El Paso, Texas, esas postales tendrán un elemento invasivo, que en esas regiones que acabamos de mencionar, no han servido para detener el tráfico ilegal por sí solas, pues queda claro que ante esas monstruosas inversiones, los contrabandistas tienen soluciones sencillas y hasta económicas para eludirlas y continuar con sus actividades criminales.
El gobierno estadounidense ha insistido en varias ocasiones en que una función crucial del muro, es la de ser un “deterrente visual”, básicamente sólo para enviar un mensaje de no bienvenida; sin duda es algo costoso para mostrar su postura, pues en cuanto a reducir el contrabando, han sido más bien las políticas recientes, las que han impactado las cifras de intercepciones, intentos de cruce ilegal transfronterizo y deportaciones.
