El calendario electoral ya está encima. En septiembre del 2026 inicia formalmente el proceso rumbo a las elecciones del 2027, y aunque aún faltan diez meses, el Instituto Nacional Electoral (INE) ya anticipa retos: el presupuesto aprobado para 2025 viene más reducido de lo previsto y podría modificar la operación de varios proyectos clave.
Sergio Iván Ruiz Castellot, consejero presidente del INE en Tamaulipas, explicó que el impacto todavía se está midiendo en oficinas centrales, pero adelantó que el ajuste no será menor. “Se están revisando todas las áreas para saber qué programas se verán afectados y hasta dónde llegará el recorte”, dijo al confirmar que el proyecto enviado al Congreso ya era “un presupuesto muy austero”.
El problema es que el INE entra a la etapa más delicada justo cuando debe preparar la maquinaria institucional que hará posible la elección del 2027. A partir de septiembre próximo inicia el proceso formal, y antes de eso deben operarse tareas que no admiten retraso: selección de capacitadores y supervisores, instalación de consejos distritales, logística de campo y programación de monitoreo.
EL FUTURO DE LA CREDENCIAL DIGITAL QUEDA EN DUDA
Uno de los puntos más sensibles es la credencial para votar digital, una innovación que el instituto pretendía activar a partir de 2025. Ruiz Castellot advirtió que el recorte podría poner en pausa este avance. Sin recursos suficientes, la modernización tecnológica tendría que esperar.
Los efectos tampoco se quedan ahí. Áreas como los centros de monitoreo, la infraestructura para supervisar radio y televisión y el personal operativo también están en revisión. De acuerdo con el consejero, algunos proyectos podrían ajustarse, diferirse y, en el peor escenario, “desaparecer temporalmente”.
EL INE QUEDA A LA ESPERA DE DEFINICIONES
Ruiz Castellot dijo que entre el 13 y el 15 de diciembre tendrá reuniones en Ciudad de México donde se detallarán los alcances finales del presupuesto y su impacto en los estados. Hasta entonces, el INE local operará con cautela.
El mensaje de fondo es claro: el instituto deberá reorganizar prioridades y revisar qué puede sostener y qué deberá aplazarse. “Habrá que esperar para confirmar qué ajustes se harán o si es posible reagendar programas para mejores condiciones”, señaló.
El proceso electoral de 2027 está cerca. Los recortes también. El INE entra a una fase donde cada peso determinará si la preparación será fluida o si la austeridad dejará huellas en la organización de una de las jornadas democráticas más importantes del país.
