Que van a participar más de un millar de negocios nativos de esta ciudad en “El Buen Fin” a llevarse a cabo entre este jueves 13 y el lunes 17, ¡Qué paike! comprémosles a ellos para que la pachocha se quede en el terruño.
Dicen que en los 14 años atrás se ha venido mejorando la cosa, al grado que en los últimos tres hasta en un treintón (30 por ciento) se elevan las ventas en Nuevo Laredo, comparadas con las de una semana normal.
Y que por eso son cada vez más los “business” de casa, del cuadro chico, con sangre, sudor y lágrimas de este código postal y de Lada 867.
Ya son 15 años de “El Buen Fin”, lo que indica que los nuestros ya adquirieron suficiente experiencia y conocimiento de lo que deben hacer -y lo que no- para beneficiarse ellos y atraer al pueblo. Pero con descuentos reales, así que dejen de pegarle a El Enmascarado de Plata, con mentiras disfrazadas de ofertas, sobre productos previamente encarecidos para luego bajarlos en esa temporada de cinco días. Eso de hacerle al Mandrake por parte de los marchantes en el rancho, el pueblo se lo sabe, porque ya también se curtió, adquirió mucho callo y bastante colmillo, de lo que conviene y lo que no, de lo que es cierto y lo que no.
Que la banda de Nuevo Laredo y también los primos chicanos, se surtan bien y bonito, para los regalos navideños, porque no perdamos el sentido de que todos los que moran en el otro lado del charco, son de acá, gente que brincó pa´llá, así que saben muy bien cuales negocios son de gente de aquí.
Mejor oportunidad que esta, no hay para impulsar la compra local, de que nuestra gente adquiera lo “Hecho en Nuevo Laredo” (un programa al que el gobierno burricipal le está metiendo todo el hombro para impulsar la vendimia ranchera, lo que hace nuestra raza).
Volteemos a los negocios de gente de Nuevo Laredo, comercios asentados aquí, de gente que vive aquí y para siempre, que invirtió aquí y que aquí será cafeteado por sus deudos. Compremos esta vez – y más seguido- donde sabemos que nuestro peso se quedará aquí, no le saldrán alas a los billetes, ni que como las golondrinas volarán a vaya a usted a saber a dónde, pero lo muy seguro es que no se quedarán en el pueblo.
No tenemos nada contra los grandes almacenes, esos no se van a morir, ni van a cerrar sus jacalones, ellos viven muy bien todo el año de nuestro dinero, acabalan toda nuestra feria con sus precios más bajos en ciertos productos, sacrificando ganancias en tales artículos (a cambio de subirle a otras mercancías que la gente a Webbo los tenemos que comprar para el día a día de cada familia, de cada cristiano).
Que ruede la moneda aquí, si una “milanesa” de changarros locales van al “Buen Fin”, pues busquemos el negocito del amigo, del conocido, del compadre, de la prima, de la ñora del rumbo, de la raza que es del rancho.
Todos a diario correteamos la chuleta, todos debemos alcanzarla, el sol sale para todos, serán un millar de changarros locales participando, así que hay de sobra para encontrar algo bueno, bonito y barato entre muchos de esos.
La compra local sin duda le dará un plus a la lana de todos en la comunidad, pues no saldrá de aquí, esa feria rodará entre todos por acá, incluidos los negocios que no participan en “El Buen Fin”, que no son de venta al menudeo de bienes de consumo, como calzado, ropa, electrónicos y línea blanca.
El varo también entrará a todos los NO participantes, de parte del ciudadano, del pueblo, del comerciante, del empleado, del de a pie y del de coche. Restaurantes, estéticas, talleres mecánicos, vulcas, “maistros” de brocha gorda, a los émulos de “Pepe El Toro”, electricistas, soldadores, plomeros, mercerías, repostería y vendimia de alimentos hechos en la estufa de un chante de nuestro rumbo, poner uñas (no en la espalda), cortar la greña, es decir, la feriecilla chisporroteará pa´todos lados, el varo llegará a tochos morochos, si es que compramos entre los del pueblo. Taquerías, reparadores de calzado, boleros, peluqueros, bares, papelerías, fonditas chiquitas que parecen restaurantes, modistas, hueseros, sobadores, galenos, leedoras de cartas, la lotería del barrio, todos los que mercan algo sean productos o servicios, se harán de una lanita, si es que este siguiente fin de semana largo nos ponemos las pilas con los changarros de casa.
Vamos aprendiendo que hay que consumir local y buscar artículos con la etiqueta “Hecho En Nuevo Laredo”, para alivianar a los del terruño, vamos cerrando filas, con el estanquillo de “Doña Pelos” y la panadería “Don Panchón” no seamos hojaldres con los del pueblo.
Raza, hay modo de ponerse de acordeón con los comerciante del pueblo, si necesitamos una nueva cama, un mueble, un aparato, algún aire acondicionados, lo que le falte a nuestro cantón, que sea con un bato del rumbo, que hablando se entiende la gente, se puede llegar a un acuerdo de pagos y esas sucias cosas de intercambiar billetes.
Feliz domingo para todos, se supone que va a estar algo frescón, ojalá, ya de altas temperaturas tuvimos bastante.
