EL VIERNES NEGRO -Black Friday- solía ser un día de compras frenéticas, clientes que acampaban con días y hasta semanas de antelación, pasillos saturados y por supuesto, los puentes internacionales a reventar. Esta última ocasión, aunque aún muestra vestigios de todo lo anterior, no es en las mismas proporciones y usualmente se apunta a un factor: las ventas en línea, pero la realidad es que no es sólo eso, pues otros aspectos han contribuido a ese declive.
Durante esa caída de las ventas en las tiendas físicas incluso antes del covid, los compradores ya se quejaban de que las ofertas dejaron de ser tan atractivas, pero ahora en el marco de la era Trump, con permisos de internación mucho más caros y una postura poco amigable al extranjero, el desánimo se ha vuelto un factor adicional.
Una economía compleja y en cierta medida la competencia del Buen Fin en México, que ofrece más allá de las ofertas, las facilidades de pago, se suman a los factores que impactan esa intención de los compradores de desvelarse, viajando de madrugada o un día antes para estar a primera hora en las tiendas para adquirir una televisión, tableta u otro electrónico popular a menor precio.
Sin duda, las ventas en línea son un enorme factor, precisamente por la conveniencia de ahorrarse el madrugar entre el frío e incluso algo de lluvia propia de la temporada, para poder adquirir esos bienes en oferta de Black Friday, así como en cualquier otra fecha del año, por lo que ahora uno de los días más esperados es el llamado Cyber Monday.
Aun así, mientras la mañana del jueves el puente se observó despejado, durante la noche y un poco durante las primeras horas del viernes, estuvieron presentes las filas y sin duda entre el domingo y lunes veremos a un numeroso segmento viajar de regreso.