La fiesta de Acción de Gracias que se celebra esta semana, es una de las más queridas por el pueblo estadounidense. Y, aunque también es celebrada en distintas fechas en países como en Canadá, Liberia y Brasil, la de Estados Unidos es, sin duda, la que es más recordada y celebrada de manera especial.
Buscando en Wikipedia, encontré la siguiente explicación:
“En los Estados Unidos, la tradición moderna del día de Acción de Gracias tiene sus orígenes en el año 1621 en una celebración en Plymouth, en el actual estado de Massachusetts. También existen evidencias de que los colonos ingleses en Texas realizaron celebraciones en el continente con anterioridad en 1598, y fiestas de agradecimiento en la colonia de Virginia. La fiesta en 1621 se celebró en agradecimiento por una buena cosecha. En los años posteriores, la tradición continuó con los líderes civiles tales como el gobernador William Bradford, quien planeó celebrar el día y ayudar en 1623. Dado que al principio la colonia de Plymouth no tenía suficiente comida para alimentar a la mitad de los 102 colonos, los nativos de la tribu Wampanoag ayudaron a los peregrinos dándoles semillas y enseñándoles a pescar. La práctica de llevar a cabo un festival de la cosecha como este no se volvió una tradición habitual en Nueva Inglaterra hasta finales de la década de 1660.[]”
Hasta aquí lo que dice este sitio de información, cuando esas colonias norteamericanas nunca soñaron que, al pasar de los años, ese recuerdo casi mítico y enriquecido por las tradiciones, se convertiría en una de las fechas más queridas del vecino país, dándonos lecciones que son fáciles de olvidar.
Sin embargo, lo que hace memorable esta fecha no es una batalla, algún acontecimiento histórico, algún triunfo o el cumpleaños de un héroe, sino una simple acción de gracias por la supervivencia.
Esto genera una pregunta ¿somos agradecidos? Hace unos días tuve la oportunidad de ir a una reunión en una parroquia de Piedras Negras. En uno de sus altares estaba una imagen muy querida por el Papa Francisco “La Virgen desatanudos”, en las cuales, se pide su intercesión para pedir por una necesidad con un listón. La canasta puesta a sus pies, nos presenta los colores: “El blanco para pedir y el amarillo para agradecer”. Al ver el lugar donde se depositaban los listones pude constatar que todos eran blancos. La gratitud es para nosotros una virtud difícil de mostrar, ya que, muchas veces nuestro comportamiento es para pedir: “Al nopal solo se le ve cuando tiene tunas”, lo dice un refrán que no ha dejado de retratar a muchos de nosotros.
“Lo merezco” suelen mostrar los comerciales para mostrarnos un producto que debemos de merecer porque… porque… porque sí.
¿Con quién somos agradecidos? ¿Cómo lo mostramos? Es difícil esta cualidad cuando nos ahogamos en una serie de peticiones y no de agradecimientos. “Es de bien nacidos ser agradecidos” Y ¿usted lo es? Pero en ello, como siempre, usted tiene la última palabra.
Padreleonardo.hotmail.com
