El efecto visual del acabamiento del centro de la vecina ciudad de Laredo, Texas, no se ha generado como consecuencia de que ya no sea un sector atractivo, sino más bien por escasez de compradores mexicanos, lo que comprueba esa cruda realidad, que cada vez más los fronterizos se “alejan” del comercio norteamericano.
Y no precisamente por el tipo de cambio que fluctúa todos los días, que a diario sorprende sus bajadas y súbitas subidas, al entender más bien que esto se está generando como ese resultado de tener en territorio mexicano, en la franja fronteriza, más y más cantidades y variedades de productos de calidad nacional.
Al establecerse por igual infinidad de comercios de grandes firmas internacionales, que van desde centros departamentales hasta franquicias restauranteras, que lo mismo ocurre con esos variados comercios de productos chinos que por su presencia involucra el adquirirlos al estar mas al alcance de los fronterizos.
Cierto, quizás en apariencia se consideraría que las grandes filas de carros, de peatones que a diario cruzan y retornan por los puentes internacionales indicarían todo lo contrario, pero bien es sabido que en su mayoría o acuden a trabajar de aquel lado, a visitar familiares, a llevar a los hijos a las escuelas, entre otras cosas, que a realizar grandes compras. Pues visto es que al retornar la mayoría de los vehículos a territorio mexicano, no muestran esos maleteros llenos de artículos comprados en la vecina ciudad texana, no se ve a esa gente de a pie cargando grandes bolsas de mandado.
Sobre esto no es por demás recordar que décadas atrás y aun con filas de carros y peatones, aun con el dólar caro o barato, la costumbre de los fronterizos y de algunos visitantes de diferentes estados del territorio mexicano, era comprar y comprar todo y de todo en la vecina ciudad laredense.
Al ser los productos norteamericanos atractivos para ellos, al no encontrarlos o al no ser de la misma calidad o marca que lo que se adquiría como compradores en el lado texano, entonces la barra de pan y al ser mas suave en su textura que la de producción nacional, el refresco en su presentación en lata de aluminio que en territorio mexicano aún no se comercializaba, incluso al observar ese ahorro en la compra de arroz, harina, papas y frijol, por supuesto que provocaba el acudir semanalmente por la despensa básica familiar.
Entonces el cierre de grandes tiendas departamentales, de calzado, de comestibles ubicadas en pleno centro laredense y que antes eran atiborradas por los mexicanos, comprobable puede ser ese fenómeno, de que esto se generó como consecuencia de tener en territorio nacional, en las propias fronteras mexicanas, lo que en estos aspectos de comercio antes no se tenía.
Hoy y lamentable para esta vecina frontera texana es el ver como es que esa situación de cierre de tiendas, de abandono de locales, se va extendiendo hacia el interior de Laredo, entendiendo con esto que solo y sobre sus avenidas principales, en anclas comerciales como malls u outlets es en donde sobrevive solo el gran el comercio.
No se debe dejar a un lado que el comprador mexicano es impulsivo, nato para ser atraído por productos o servicios del extranjero, entonces esa parte debe ser nuevamente aprovechada por el comercio en este caso texano, vecino, por lo que sus autoridades competentes deberían crear un plan, una estrategia para atraer nuevamente a su principal socio consumidor.
Empezando por flexibilizar como representantes del comercio, como directrices municipales a las mismas autoridades migratorias, haciéndoles ver que la dureza de sus leyes, de sus estrictos métodos de selección para ofertar las visas de visitantes están provocando gradualmente ese adicional alejamiento del consumidor, del visitante al menos mexicano.
Obligarlos a crear porque no, una visa por días, que se les permita ingresar a ese residente fronterizo, a ese visitante mexicano para que venga a derramar su economía, su dinero, recuperar con esta acción la rehabilitación de esos olvidados o extinguidos comercios texanos propiedad de empresarios locales.
Deben ya de actuar con este tipo de facilidades si quieren sobrevivir como esos comerciantes de antaño, pues no es por demás recalcar que a territorio mexicano y en las últimas décadas han están llegando grandes firmas internacionales incluso del propio país norteamericano como es Walmart ahora por igual Target que se establecen en las fronteras, negocios de comida rápida, departamentales, de artículos y aparatos electrónicos.
Poner a prueba ya estas u otras ideas, así volver a accionar esos espacios hoy olvidados como el primer cuadro comercial laredense, sitio en donde las familias acudían a realizar sus compras, a comer, incluso a disfrutar de sus plazas o cercanas iglesias; teniendo por costumbre y de regreso, pasar por esas variadas tiendas comprándole al niño o niña ese juguete, el encargo del vecino, ese par de pantuflas, esa bonita blusa, ver esa derrama de economía hasta con la compra de ese refresco y palomitas.