Recientemente se empieza a hablar con creciente frecuencia sobre la población de origen africano en México. Con excepción de foros académicos, esta población ha pasado desapercibida a lo largo de la historia, a pesar de que dos importantes próceres de la patria tuvieron ascendencia africana como lo fueron José María Morelos y Pavón y Vicente Guerrero. Se argumenta que una vez consumada la independencia de México en 1821, las comunidades de origen africano quedaron difuminadas del panorama social junto con la esclavitud y el sistema de castas, al menos oficialmente. Por ello es escasa la información histórica y antropológica sobre lo afromexicano y sobre vestigios arqueológicos y de antropología física sobre esta población. Los españoles fueron los primeros europeos en traer esclavos africanos al nuevo mundo, en un inicio a las islas de Cuba, Puerto Rico y La Española, actualmente República Dominicana y Haití, debido, en gran medida, a la alta tasa de mortalidad de la población nativa.
Aguirre Beltrán, pionero de los estudios de la negritud en México, considera que a diferencia de otros países latinoamericanos en que la población de origen africano fue importante durante la época colonial, en México se tiene escasa información sobre el significado que ha tenido lo africano en la composición genética, cultural y social de la población. Agrega que incluso Humboldt en su análisis de economía política de la Nueva España, da poca importancia a la población esclava negra, afirmación que se reputa como dogma. Además, el peso específico de la población indígena en la historia de la formación nacional mexicana determina la escasa atención dada a la población negra. Un análisis de la llegada de esclavos africanos a México, indica que los tres puntos geográficos de la Nueva España en que arribaron esclavos africanos durante el virreinato fueron Veracruz y Campeche el en el Golfo de México y el puerto de Acapulco por las costas del Pacífico.
Hasta 2015 la población afrodescendiente en México no había sido contabilizada dentro de los censos nacionales. En la Encuesta Intercensal de 2015, se agregó la pregunta de auto-adscripción a esta población. Los resultados mostraron que 1,381,853 personas se reconocieron en esa categoría lo que representa el 1.2% de la población en México distribuido principalmente en los estados de Guerrero con 6.5%, Oaxaca 4.9%, Veracruz 3.3%, Estado de México 1.9% y Ciudad de México 1.8%. Para 2019 se estableció el reconocimiento, en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de esta población como parte de la composición pluricultural de la nación. Una dificultad que se enfrentó durante el proceso legislativo fue la definición identitaria de la negritud, ya que en las diversas regiones del país cada pueblo o comunidad posee una autoadscripción o autodenominación. No obstante, en el dictamen de la Cámara de Senadores se utilizó el término genérico afromexicanos como sinónimo de afrodescendientes. Si bien el término afrodescendiente apela a un lugar de origen (África) y al mismo tiempo a una continuidad generacional, el término afromexicano sugiere también un lugar de origen en África y una nacionalidad mexicana. Esta postura legislativa se reflejó en la pregunta que se incluyó en el cuestionario aplicada el Censo de Población y Vivienda 2020: “¿Por sus antepasados y de acuerdo a sus costumbres y tradiciones, (NOMBRE) se considera afromexicano(a) negro(a) o afrodescendiente?” con opciones de respuesta 1) Sí, 3) No, 9) No especificado. Así que ahora se cuenta con información cuantitativa para el análisis de esta población a nivel nacional basada en la autoadscripción y en el reconocimiento de su existencia por el estado mexicano.
Monterrey, Nuevo León, a 7 de septiembre de 2024.