En cada año y en repetidas ocasiones los ciudadanos de Laredo, Texas, se ven beneficiados con premios, estímulos o regalos tanto del comercio como por sus diversas autoridades; caso contrario sucede en Nuevo Laredo, en donde y por lo que se ha visto, los empresarios ya no son generosos con la ciudadanía.
No es por demás remarcar que solo en lo que va del año, los vecinos de Laredo han presumido, difundido lo que ya por costumbre hacen, el aportarle en especie algo a su propia comunidad.
Remarcar que las gerencias de empresas automotrices se dan el lujo de obsequiar un carro último modelo a ese alumno que obtuvo cero faltas en su responsabilidad educativa, al mejor calificado, a ese o a esa joven estudiante que ni por un instante interrumpió, en consecuencia, desatendió sus estudios.
Constatar y por igual, que esos transportistas, agentes aduanales de igual modo y como una manera de estimular a su propia comunidad, les generan desde becas para los alumnos hasta apoyos económicos para la continuación y conclusión de su preparación académica.
Expresar de la misma forma, que los mismos departamentos de policías se unen para entregarle infinidad de bicicletas a los niños en edad escolar para que en familia las disfruten, aliviando de cierto modo esa carga económica dentro del seno familiar.
La comunidad y en ciertos momentos de escasez reciben del comercio de alimentos como de los supermercados o tiendas de conveniencia, garrafones y botellines con agua purificada, instalándose en las principales colonias, uniéndose esos otros que aportan víveres gratis como ese acto reciproco para con la ciudadanía en general.
Sin dejar a un lado, esos otros empresarios que, viendo las necesidades en cuestión de viviendas de esas familias más necesitadas, ofrecen de un modo accesible, casi gratuita y aunque modesta, cómoda y funcional vivienda.
Entonces, triste es reconocer que, desde esos niños en edad preescolar hasta ya jóvenes en educación universitaria, en todo su ciclo educativo, reciben y por sus sacrificios y disciplinas más que puro diploma o medallas que, aunque estimulan, no aportan a esos ganadores nada económicamente de manos de los empresarios, salvo contados casos.
No, no se puede negar o hacer a un lado lo que también y por igual se lleva a cabo en Nuevo Laredo, pero de parte de esos agrupamientos de ciudadanos como los Rotarios, los Clubes de Leones, del Sertoma entre otros similares.
Esos que, si aportan a las escuelas, a las instituciones médicas del ramo público, a los asilos de ancianos, a las casas hogar incluso dirigen sus beneficios a iglesias o centros de ayuda de migrantes.
Sin embargo y haciendo hincapié en esos empresarios, centros comerciales, grandes firmas muebleras, centros departamentales, cadenas de farmacias, gasolineros, restauranteros, sociedades financieras y del ramo automotriz, pocas levantan la mano para beneficiar de una forma directa a la ciudadanía.
Pues visto es que en épocas navideñas como del Día de las Madres, de los niños, del padre, de la familia, del estudiante, en los meses de graduaciones y entre tantas y tantas festividades, casi nadie levanta la mano para ofrecer, hacerse ver de cierto modo, que aportan algo como ese estimulo reciproco a sus ventas.
Y aun fuera de festejos, pocos dan ese “pilón” a la ciudadanía a través de premios a sus clientes, no regalan comida, algún servicio automotriz, no ofrecen dinero para ese estudiante distinguido aun cual fuera la temporada del año.
Sobre esto, no es por demás recordar aquella tienda muy famosa llamada “Alfredo Santos” ubicada en ambos laredos, esa que ponía un carro al interior de la tienda y la gente emocionada después de sus compras arrojaban los boletos para participar en la rifa del mismo vehículo.
Aunque eso sucedía solo en la tienda “Santos” en la vecina Laredo, eran en su mayoría los de Nuevo Laredo, como clientes constantes, por lo regular los afortunados en ganarse ese coche rifado cada determinado mes, y diariamente, el costal de papas, de frijol, paquete de manteca o azúcar, se agregaban como una cortesía y agradecimiento a su compra y preferencia.
El periódico El Mañana ha sido una de las empresas a nivel local que siempre ha tenido esa actitud de ofrecerle algo a los habitantes de Nuevo Laredo, rifas para sus clientes, festejos como aquellos del Día de la Madre con grandes artistas, remarcándolo hoy con ese recién aniversario agasajando al pueblo a lo grande.
Y no porque esta empresa local haya festejado sus cien años de vida periodística realizó esto de regalarle algo a su comunidad, sino por lo que se ha visto en meses anteriores, en otras épocas, en donde la gratificación es para con su ciudadanía ya como ese acto que es toda una tradición.
Pues no se puede negar que y a través de sus publicaciones diarias, es y ha sido ese conducto para trasmitir no tan solo a sus fieles lectores, sino por igual a todo quien y bajo ningún compromiso, quiera participar de sus sorteos, en consecuencia, ganarse algunos de los atractivos premios que en su momento han ofrecido.
Motivos sobran, así el daía de las madres, del niño, del padre, entre muchos otros festejos en donde se involucra a la familia, es motivo suficiente para que este periódico local, se manifieste y ofrezca desinteresadamente ese premio, ese regalo para el regocijo, para el disfrute del o de los ganadores. ¿Podrán emular algo como esto los demás empresarios?