Ayer, los ciudadanos comenzaron su día con indignación ante la noticia del sacrificio del puma en Laredo, luego de que un día antes circulara con fuerza un video en el que se veía al felino merodeando entre las casas.
En redes sociales, la mayoría inclinó sus comentarios y cuestionamientos basados en la noción general de que en estos casos se les lanzan dardos tranquilizantes para capturarlos y posteriormente liberarlos en despoblado, pero en un área que forme parte de su hábitat natural.
Como una cosa lleva a la otra, surgieron dudas y versiones de todo tipo respecto al marco legal del manejo de esta especie en particular, y la realidad es que el puma no está en peligro de extinción ni se restringe eliminarlo en Texas, siempre y cuando se encuentre dentro de su terreno o que tenga un permiso de cacería y del dueño del predio, claro, esto no es para hacerlo de manera masiva ni está permitida la comercialización de su piel, carne, etc.
En otros estados sí se considera especie protegida y por lo tanto hay otras medidas para su manejo; sin embargo, en Texas, pues hay otro criterio, aunque no significa que se les deba eliminar como a los búfalos en los viejos tiempos vaqueros, y afortunadamente, un enorme segmento mostró indignación y por lo tanto una clara postura de conservación de esta y otras especies.
La crítica fue muy dura por el sacrificio de este ejemplar, que parecía ser algo joven, y aunque las autoridades justificaron que dadas las circunstancias “no llevaban con qué” tranquilizar al felino salvaje de forma segura, para la sociedad no era una excusa válida.