Primero, el lado mexicano empezó a instalar los sistemas de revisión especializados ahora en la modalidad de Marco de Baja Energía o LEP (Low Energy Portal), algo equiparable a los rayos equis, con los que podrán detectar armas, dinero, drogas, o cualquier otra anomalía en los vehículos que represente una ilegalidad, y ahora -pero con mayor rapidez- lo hicieron del lado americano, en ambos casos, antes de llegar a las casetas de revisión.
Lo curioso o cuestionable por los usuarios en ambos casos, es que se hayan instalado en los carriles del cuerpo del puente, seguramente por motivos muy estratégicos, pero al final con la muy probable consecuencia de afectar la fluidez de este cruce.
Esto no es privativo del Puente II, que es en el que ya está avanzada la instalación de este sistema de parte de ambos países, pues se colocarán en los otros puentes internacionales también.
Desde hace poco más de un año que no hemos podido utilizar con “normalidad” el Puente II, luego de las obras que empezaron primero en las casetas de Banjército, luego en las de peaje, posteriormente en los carriles del puente, ahora en los carriles de acceso del lado mexicano, y la instalación de estos sistemas que le mencionábamos en las primeras líneas, que al final, han obligado al usuario a estarse adaptando a nuevos y constantes ordenamientos y cambios de flujo en el cruce.
Todo esto sin contar que durante la pandemia y tiempos de crisis migratoria se tomaron medidas especiales de parte del gobierno estadounidense, con filtros a mitad de puente.