PASADIZO SECRETO

El portafolio del fin del mundo

Escrito en OPINIÓN el

Existen al menos cuatro elementos que permean de una forma continua en la vida misma del ser humano, siendo el prolongado calor, la constante lluvia, escasez de lluvia y el persistente frío los que conforman el portafolio del fin del mundo.

Y no precisamente considerando esos elementos como apocalípticos o desastrosos en todo el sentido de la palabra, sino más bien como esas duras manifestaciones climáticas, por lo mismo imposibles de evitarlas o controlarlas a través del conocimiento, herramientas o construcciones de origen humano.

Al menos en México, muy poco se ha recopilado y a través de las décadas o siglos de todo lo que han padecido infinidad de generaciones de mexicanos, del sufrimiento, de hambrunas y quizás hasta de muchas muertes a consecuencia de este tipo de fenómenos climáticas.

Uno de esos pocos libros bien documentados es el titulado Desastres Agrícolas en México, que destina la mayoría de sus páginas a detallar el paso y peso del clima en todas sus manifestaciones, del sur al norte del país y del oriente al poniente.

Detallando años, estados y ciudades, testimonios de pobladores o gobernantes ante crisis de hambre, de muerte, de escasez de comida, de padecer del encarecimiento de los alimentos, de desbordamientos de ríos, presas, por igual haciendo énfasis de como las comunidades son destruidas, “amansadas” por decir así ante la furia climática.

Entendible es que la gente de antes sufría y mucho más por los embates de la naturaleza, esto al saberse que se contaba para esas épocas con menos tecnología, en consecuencia, pocas obras que coadyuvaran a mantener lejos del peligro a muchos de sus pobladores, sobre todo a aquellos que vivían a las orillas de ríos o mares.

De no contar con medios de comunicación al instante para monitorear o saber qué tan fuerte sería ese cambio de clima, pues tan solo se consultaba al “viejo” para entender lo que se avecinaba a través de sus dolencias de su cuerpo o rodillas, de la manifestación de sus animales ante su raro comportamiento o del mismo cielo que se enrojecía o simplemente al sentir del viento ese temible apaciguamiento.

Entonces y ante ese cambo de clima de forma sorpresiva, los desastres eran cuantiosos, vidas humanas se perdían, al igual que sus construcciones, sus áreas o implementos de trabajo, el renacer posterior a esos episodios era en verdad de mucho sacrificio económico y desgaste físico.

Sin embargo y ante estos elementos naturales, al menos los mexicanos por siempre se han manifestado de una forma en ocasiones temeraria, otras de súplica, pues mientras en unos sitios escasean, en otros son abundantes.

Propiciando que las costumbres fluyan arrastrados por creencias, entonces, en algunas partes del país en los rincones de los hogares se hacen “cruces” al viento con cuchillos para que se aleje esa constante lluvia, en otras regiones se hacen cadenas de oraciones para que esta y de una forma abundante se haga presente.

Y ante el calor sofocante, se pide por el acercamiento de cielos nublados o de plano la llegada de la temporada de frío para salir de esas temperaturas ardientes, pero ante el frio que cala hasta los huesos, otra vez se invoca por los días cálidos y “agradables”.

Asimismo, el que pide por lluvias para que la cosecha “levante”, y ante lo copiosa de estas, se dañan propiciando la perdida total de su trabajo, y ante esa prolongada sequía, triste es reconocer que sucede prácticamente lo mismo.

Hoy los mexicanos no están tan lejanos de aquellas épocas, pues y aun con la construcción de presas o represas que controlan el nivel del agua, en ocasiones no son suficientes para lograr su objetivo por ser insuficientes ante la capacidad de agua almacenada, o de plano por no haber sido planeadas a futuro al ser rebasada su utilidad y capacidad.

Bombardear nubes para provocar la lluvia quizás sean otros de los desesperados intentos humanos para generarla, pero aun y por lo que se ha visto con pobres resultados, pero ante el frío o sequias no se ha podido lograr o idear nada destacable.

Entendible es que, y ante tanta tecnología en ocasiones se exagere en atender el llamado de las autoridades ante la proximidad de un huracán, tormenta, frío extremoso o calor sofocante y así la gente se resguarde, se prevenga.

Sin embargo, y aun con las comodidades de comunicación rápida que ofrece la vida moderna, esto para estar al tanto y monitoreando constantemente la llegada de ese feroz cambio de clima, ya sea frío, calor, lluvia o sequía, no se puede considerar la gente de cualquier población que la padezca como totalmente a salvo.

Al entender que el ser humano y por siempre sufrirá las consecuencias de las manifestaciones de este mundo en que se vive, y hoy con mucha más fuerza y periodicidad.

Pues no hay que pasar por alto, que esa “cartera” de comodidades, como ese aire acondicionado para refrescarse, el gas para calentarse, la casa para resguardarse y el uso de combustibles para en vehículos el trasladarse, tienen los elementos contaminantes que están provocando y enormemente que esos bruscos cambios climáticos se estén dando, en consecuencia, se sientan entre los humanos con mayor fiereza.