Era el amanecer de cualquier domingo, la Plaza de Toros aun lucía sola, pero poco a poco se iba acercando esa cuadrilla de trabajadores encargados de darle lucidez a la fiesta, ahí por igual llegaba presuroso y preocupado aquel gran promotor de Nuevo Laredo, don Víctor Lozano Rendón.
La Plaza de Toros Nuevo Laredo, si, aquella que estaba ubicada sobre el crucero de Bolívar y Juárez, después de su cierre, de su vieja estructura aun emanaba nostalgia, los grandes conocedores de la tauromaquia, y los que no pero que les gustaba asistir, entre sus comentarios de cantina o sentados en la banca de esa placita, demandaban el retorno de la fiesta brava.
Sobre las calles y avenidas de esta frontera y como esa muestra de respeto y cariño por esas tardes de sol y arena, muchos negocios hacían referencia en sus locales a los toros, el tiempo ya había transcurrido desde ese adiós y cierre de esa céntrica plaza de toros.
Sin embargo, las huellas taurinas habían quedado muy marcadas entre la población, por lo mismo prevalecían algunas peluquerías con estilados taurinos, una de esas la que estaba justo al frente de la iglesia Santo Niño, pues al entrar para reafirmar el casquete en el pelo, era de admirar los adornos como esos cuernos de toros, los programas taurinos, esas ya descoloridas banderillas entre muchas fotos y recuerdos que de su peluquero todas tenían historias.
No se diga las cantinas, El Torito Bar, La Faena, El Taurino, que hacían ese deleite entre los parroquianos que con gusto acudían con solo saber, ver recuerdos o escuchar pláticas tan amenas sobre ese arte en estos lugares.
La Plaza de Toros Lauro Luis Longoria surgía como ese grito desesperado de la afición taurina, de la mano y obra de Víctor Lozano, en el ruedo y sobre su arena comenzaban a realizar su entrada y paseíllo grandes figuras de los toros.
Con esto Lozano brindaba, cual torero, ese gesto de amabilidad y amor por Nuevo Laredo, y ahí ocupando tan solo un pedazo de tierra recargado sobre el burladero, miraba cumplirse sus sueños, darle economía, diversión y prestigio a esta frontera.
Sí que se enchina la piel tan solo de recordar las grandes corridas organizadas y promovidas por Lozano Rendón, pues Eloy Cavazos, Glison, Enrique Garza, los Armillita, Rodrigo Santos, Manolo Mejía, El Geno, El Gallo, El Cuate y muchos toreros y toreras más, Los Forcados, entre rejoneadores, picadores, banderilleros juntos con la afición, sin lugar a dudas que por siempre brindaran un gracias a todo un “patrón” y promotor de los las corridas de toros, de Nuevo Laredo, don Víctor Lozano Rendón.