COMPARTIENDO OPINIONES

Consejos de un padre azteca

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Se acerca el Día del Padre, y quisiera evocarlo con un testimonio del siglo XVI, en el que el jurista español Alonso de Zurita, escuchaba de los anahuacas de los consejos que daban los padres a los hijos, tomados del libro “Colección de documentos para la historia de México”.

“… mi querido hijo, creado por la voluntad del Dador de la Vida, a la vista de tu padre, de tu madre y de tus parientes: así como un palomito al salir del cascaron procura aprender a volar, tú también debes procurar el aprender a sufrir las contrariedades de la existencia. Ignoramos hasta cuando el Dador de la Vida permitirá que te tengamos entre nosotros; pídele, hijo mío, que te proteja, porque te ha creado, es TU PADRE y te ama más que yo. Dirígele tus ruegos de noche y de día, sea el objeto de tus pensamientos, sírvele con amor, que él tendrá comprensión de ti y te cuidara de todo vicio. Respeta todo lo relacionado con nuestro Dador de la Vida, ofréndale con devoción y observa las fiestas sagradas en su honor…

… honra y saluda a los ancianos, consuela a los pobres y a los afligidos con tus discursos y con tus buenas obras…

… reverencia, ama y sirve a tus padres, obedéceles, porque el hijo que se conduce de otro modo termina por arrepentirse…

… querido hijo, ama y honra a tus semejantes y vivirás en paz, no imites a los insensatos que no respetan padre ni madre, y que como animales no escuchan los consejos de ninguna persona…

… cuida bien hijo amado, de no burlarte de los ancianos, de los enfermos, de los estropeados y de los delincuentes. No te ensoberbezcas al compararte con ellos, no los odies, inclínate delante del Dador de la Vida y teme llegar a ser tan desgraciado…

… se honrado, sociable y no causes daño a nadie…

… no te mezcles en asuntos a los que no has sido llamado, por temor a disgustar o de pasar por un entrometido…

… guárdate de herir a nadie, huye del adulterio y la lujuria, vicio funesto que causa la perdición de quien le sigue…

… nunca des malos ejemplos, se modesto en tus discursos, no interrumpas a las personas que hablan, no las incomodes; si se expresan mal, si se engañan, conténtate con no imitarlas. Guarda silencio cuando no se te pregunta, y cuando se te pregunte, responde abiertamente sin pasión y sin mentir. Habla interesado en los demás y se hará caso de tus discursos, no centres la plática en ti mismo. Si evitas hijo querido, referir cuentos o recordar burlas, te excusaras de mentir y de sembrar discordia, lo que siempre es objeto de confusiones para quien lo hace…

… no vagues mucho por las calles, no pierdas el tiempo en las plazas y baños, para que no te tienten los malos vicios. Se modesto, no seas descuidado contigo mismo, ni demasiado esmerado en tu porte, pues siempre es señal de poco juicio…

… donde quiera que te halles procura no mirar con descaro a los demás, no hacer muecas, ni movimientos deshonestos, pues serás tenido por un libertino…

… no agarres a nadie de la mano o de sus vestidos, pues esto es indicio de tener un espíritu indiscreto. Cuida cuando andes, de no obstruir el paso de los demás…

… al entrar o salir de cualquier parte, deja pasar delante a los viejos y superiores, evita tomarles la delantera; cédeles siempre el lugar más distinguido y procura no sobreponerte a nadie, a no ser que tengas mayor categoría, pues de lo contrario serás mirado como un malcriado…

…. no comas, ni bebas demasiado; y si alguno se presentare cuando estés en la mesa, bríndale a tomar parte en tu comida, y serás recompensando. Si comes con otros hazlo sin apresuramientos y sin avidez, pues de otro modo pasaras por un glotón. Come con la cabeza baja y procura no acabar antes que los demás, a fin de no ofenderlos…

… si te hacen algún regalo, por insignificante que sea, no lo desdeñes, no te creas acreedor a mayor regalo que ese, porque después ya más nada ganaras para con los hombres, ni para con el Dador de la Vida…

… confíate enteramente al Dador de la Vida, pues él es quien ha de enviarte el bien e ignoras cuando puedes morir…

… yo me encargo de darte lo necesario, esfuérzate y espera pacientemente. Si quieres casarte, dímelo; y puesto que eres mi hijo, no trates de hacerlo antes de haberlo tratado conmigo y tu madre…

… si eres lo que se espera de ti, se te citara a los demás como ejemplo cuando se trate de corregirlos…

… hijo mío, si no escuchas los consejos de tu padre tendrás un final desastroso y solo tuya será la culpa; he aquí estos consejos que te da tu padre que te quiere, obsérvalos y ganaras mucho en ello“

Hasta aquí, estos bellos, floridos y decorosos consejos familiares entre antiguos mexicanos, que dicho sea de paso, bien haríamos todos nosotros, en llevar estas mismas sabias palabras ancestrales al seno de nuestros hogares para  bien encausar a nuestros “pequeños jilotitos y maíces tiernos” (niños y jóvenes). Pero en ello, como siempre, usted tiene la última palabra

padreleonardo@hotmail