Hoy es el debate entre las presidenciables, y si bien podríamos esperar civilidad de una de las dos partes, no estamos tan seguros que esto pueda ser recíproco en el otro frente, pero vamos a esperar lo mejor.
Lo que merecemos en México es un debate de altura, con propuestas y no la acostumbrada sesión de “dimes y diretes” que no deja nada bueno.
De entrada, Claudia Sheinbaum dijo que no tocará -en debate o en el resto de la campaña- el tema del video del hijo de Xóchitl, y que en general, no habría de meterse con la familia, y en teoría la candidata del PRIAN debería ser recíproca en esa misma línea, especialmente porque ella es quien más la llevaría de perder.
En general, Xóchitl la lleva de perder y lo poco que podría haber ganado es sólo por la caída del candidato naranja, que terminó por ceder involuntariamente a los que inicialmente se inclinaban por el MC en las encuestas, aunque la mayoría se fue con Claudia en las últimas mediciones.
Para los neolaredenses y el resto de los tamaulipecos, no hay mucho que escuchar del PRIAN, pues ya tuvieron sus respectivas oportunidades y fueron un fiasco, pues todo beneficio para el ciudadano común les parecía imposible, desde la reducción del IVA en la frontera, el programa de regularización de autos “chocolate” a bajo costo, el aumento al salario mínimo a casi el triple, y ni hablar de las pensiones a los adultos mayores, que hoy en día son incluso el sustento de muchas personas de la tercera edad, todos estos “imposibles” para el PRIAN, son hoy una realidad que se pudo con voluntad política.