Al conmemorar desde Texas un aniversario más del natalicio del presidente Benito Juárez, tenemos que recordar que la historia de México está marcada por invasiones de las potencias extranjeras. Primero de España, dos veces Francia y otras tantas de Estados Unidos. La invasión norteamericana de 1847, le costó a México no solo la pérdida de Texas, sino la de más de la mitad de su territorio.
En 1862, cuando no había asimilado todavía el traumático episodio del despojo de sus territorios del norte, México sufrió una segunda invasión francesa que se extendió por casi seis años. La resistencia mexicana fue liderada por el presidente Benito Juárez, sin contar con apoyo militar de Estados Unidos, primero por la guerra civil que enfrentó el vecino del norte y luego por su temor a una guerra con Francia.
A pesar de que desde 1823 la Doctrina Monroe había advertido que cualquier acto de intervención europea en el Continente Americano sería visto como una agresión que provocaría una respuesta de Estados Unidos, esa respuesta nunca llegó. Fueron los mexicanos liderados por el presidente Benito Juárez quienes enfrentaron y expulsaron a los invasores franceses, logrando así preservar la libertad, la independencia y la democracia al sur del río Bravo.
La segunda invasión francesa a México culminó con la captura de Maximiliano de Habsburgo, el emperador impuesto por las tropas francesas, quien fue fusilado en Querétaro el 19 de junio de 1867, como escarmiento para enemigos extranjeros que osaran profanar con su planta suelo mexicano.
El éxito final de la resistencia juarista frente a la invasión francesa fue muy complicado porque las arcas del país estaban vacías como consecuencia de tres años de la Guerra de Reforma que sirvió a Juárez para separar la Iglesia del Estado, en lo que fue la segunda gran transformación del país. Por eso recordamos a Benito Juárez como el mejor presidente de nuestra historia.
Este año de 2024, al calor del proceso electoral en el cual los estadounidenses elegirán presidente el primer martes después del primer lunes de noviembre, los nativistas han ido construyendo la narrativa de una supuesta invasión a Texas por la frontera mexicana. Al conmemorar el aniversario del natalicio de Benito Juárez, les recordamos a quienes siembran el rencor y dividen a este país desafiando las decisiones de la mismísima Suprema Corte de Justicia, que la única invasión que ha sufrido Texas en su historia, la hicieron los anglosajones para apoderarse por la fuerza de este antiguo territorio mexicano.
La narrativa de una invasión a Texas, contribuye a dividir aún más a los estadounidenses ante el proceso electoral 2024, porque la crisis humanitaria que vive la frontera y cuyo origen no es México, no se solucionará con medidas policiacas, sino atacando las raíces de problemas que obligan a miles de seres humanos en el Continente Americano, a abandonar sus países de origen para salvar sus vidas y las de sus familias.
La crisis humanitaria que viven varios países del continente americano desde donde escapan seres humanos buscando asilo en Estados Unidos, no se va a acabar porque se construyan muros en la frontera con México, ni porque se incremente el número de elementos de la Guardia Nacional.
Es muy peligroso olvidar que fue la crisis revolucionaria en Guatemala, Nicaragua y El Salvador, la que motivó la movilización de tropas de Estados Unidos a esa región centroamericana para enfrentar a revolucionarios de ideología socialista durante los ochenta y contener la expansión de la influencia soviética. La crisis en Venezuela ha sido la causa de que decenas de miles de venezolanos busquen asilo en Estados Unidos.
Mientras a los mexicanos los cruzó la frontera en 1848, guatemaltecos, salvadoreños y hondureños cruzaron la frontera hacia Estados Unidos huyendo de los horrores de la guerra anticomunista en los ochenta. Abandonar al continente a su suerte, podría llevar a repetir la historia, sobre todo cuando la democracia está tan debilitada en las Américas y cuando la presencia de China crece.
Hay una tragedia humanitaria en la frontera texana, que no está siendo causada por migrantes mexicanos y que debe ser tratada con responsabilidad compartida no sólo de México y Estados Unidos, sino también de los países en los que se origina la migración que busca asilo en suelo estadounidense. Por eso es injusto que políticos nativistas, aterrorizados por el nuevo rostro demográfico de Estados Unidos, quieran culpar a México de esta situación.
México lejos de ser el enemigo, es el socio comercial más importante de Estados Unidos tal como lo muestra el comercio bilateral total que en 2023 de acuerdo a la oficina del Censo fue de $798,834 millones de dólares. México es también, por mucho, el principal socio comercial de Texas.
El 15 de julio de 1867 al entrar triunfante a la Ciudad de México después de derrotar a los invasores franceses, el presidente Benito Juárez acuñó en un manifiesto a la nación, su célebre frase; esa que hoy aplica perfectamente a quienes en busca de votos quieren crear artificialmente un conflicto con México: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Al recordar un aniversario más del natalicio del presidente Benito Juárez, Benemérito de las Américas, desde la frontera de Texas con Tamaulipas refrendamos los lazos de amistad y cooperación que convierten a los Dos Laredos, al igual que a México y Estados Unidos, en vecinos, amigos y socios estratégicos.
Somos una región económica próspera y competitiva. ¡Somos Norteamérica!
*Cónsul General de México en Laredo, Texas