COMPARTIENDO OPINIONES

Ecos

Escrito en OPINIÓN el

Pasado el Día de la Mujer, no dejo de recordar dos imágenes lamentables. Decenas de ellas agrediendo a un motociclista, donde irónicamente, las agresoras quedaron impunes y el agredido fue detenido. Mientras otro grupo destruía con agrado una patrulla. Una cosa es el enojo y otra la irracionalidad de las violentas, que desprestigian la causa de la mujer.

La confrontación y violencia crean más problemas de los que busca combatir. Ante ello, invito a que escuchemos las voces del Papa y de los obispos mexicanos ante esta realidad:

“La Iglesia las necesita, porque la Iglesia es mujer: es hija, esposa y madre, y ¿quién mejor que la mujer para revelarnos su rostro? Ayudémonos, sin presiones ni desgarros, sino con un atento discernimiento, dóciles a la voz del Espíritu Santo y fieles en la comunión, a encontrar caminos adecuados para que la grandeza y el papel de las mujeres sean más valorados en el Pueblo de Dios.

Ustedes han escogido una expresión particular para titular este congreso, refiriéndose a las mujeres como “artífices de humanidad”, la de ser “artesanas”, colaboradoras del Creador al servicio de la vida, del bien común, de la paz. Y quisiera subrayar dos aspectos de esta misión, que se refieren al estilo y a la formación.

“En primer lugar, el estilo. Nuestra época está desgarrada por el odio; es un tiempo en el cual la humanidad necesita sentirse amada, pero en cambio, esta se ve frecuentemente marcada por la violencia, por la guerra y las ideologías que ahogan los sentimientos más hermosos del corazón. Y es precisamente en este contexto, donde la aportación femenina es más indispensable que nunca: la mujer, en efecto, sabe unir con la ternura. La mujer, con su capacidad única de compasión, con su intuición y su tendencia natural a ‘cuidar’, sabe ser, para la sociedad, ‘inteligencia y corazón, que ama y que une’, llevando amor donde no lo hay, y poniendo humanidad donde al ser humano le cuesta encontrarse a sí mismo.   

“El segundo aspecto es la formación. se proponen a los alumnos testimonios de santidad, sobre todo femeninos; se les anima a levantar la mirada, a dilatar el horizonte de los sueños y del modo de pensar, y a disponerse a seguir altos ideales.

“Una última consideración a propósito de la formación. En el mundo, donde las mujeres siguen sufriendo tanta violencia, desigualdad, injusticias y maltratos —y esto resulta todavía más escandaloso si es provocado por quienes profesan la fe en el Dios ‘nacido de una mujer’ (Ga 4,4) —, hay una forma grave de discriminación, que está precisamente vinculada a la formación de la mujer. El camino hacia sociedades mejores pasa justamente por la educación de las niñas, de las adolescentes, de las jóvenes, de la que se beneficia el desarrollo humano. ¡Esforcémonos por ello!

“Porque hoy el peligro más feo es la ideología de género, que anula las diferencias. He pedido que se hagan estudios sobre esta fea ideología de nuestro tiempo, que borra las diferencias y hace que todo sea lo mismo; borrar la diferencia es borrar la humanidad. En cambio, el hombre y la mujer se encuentran en una fructífera ‘tensión’”.

Ahora, veamos el mensaje de los Obispos Mexicanos: “En este Día Internacional de la Mujer, nosotros, los obispos de México, queremos compartir un mensaje de esperanza y reconocimiento hacia todas las mujeres que, con su invaluable contribución, enriquecen la vida de la Iglesia y de la sociedad. Como nos recuerda el Papa Francisco: ‘La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones’. Este reconocimiento se fundamenta en la Sagrada Escritura, donde encontramos numerosos ejemplos de mujeres valientes, sabias y fieles. En el contexto actual de México, marcado por desafíos sociales, económicos y políticos, es crucial reafirmar el papel esencial de la mujer en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y solidaria. Como nos enseña San Juan Pablo II, ‘la mujer tiene un papel único y decisivo en la vida, no sólo de la familia, sino también en la de la entera sociedad’.

“Hacemos un llamado a toda la sociedad mexicana a valorar, respetar y promover la dignidad y los derechos de las mujeres, superando toda forma de discriminación y violencia. Como nos recuerda el libro de Génesis: ‘Dios creó al ser humano a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó’ (Gn 1, 27). Esta igualdad fundamental debe traducirse en oportunidades equitativas en el ámbito laboral, educativo, político y eclesial”.

Hasta aquí el mensaje. La Ley, desde hace más de setenta años, proclama la igualdad entre los hombres y las mujeres y no existe en ella ningún privilegio al hombre por ser hombre. El problema corresponde a que el Estado haga su parte y nosotros, el nuestro, como sociedad, hacer que los valores dejen de ser palabras y se conviertan en conviertan en realidad. Pero en ello, como siempre, usted tiene la última palabra.

padreleonardo@hotmail.com