México se ha convertido en los últimos años en un destino popular para la inversión china en el exterior, con un monto acumulado que alcanzó los 2.300 millones de dólares entre 2018 y 2023, según la Secretaría de Economía de México. Tan solo en 2023, las nuevas inversiones de China en México ascendieron a 150 millones de dólares. La profundización del compromiso económico entre China y México ha provocado serias preocupaciones dentro de Estados Unidos, con altos funcionarios de los partidos Republicano y Demócrata advirtiendo que México podría convertirse en una “puerta trasera” para que las empresas chinas obtengan acceso libre de aranceles al mercado estadounidense a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Sin embargo, este enfoque de México como un conducto para la influencia china no reconoce el atractivo de México como una potencia económica global y su capacidad para atraer inversión extranjera y desarrollar sus capacidades industriales, y pasa por alto las importantes contribuciones económicas que las inversiones chinas han hecho al país y a la región latinoamericana en general. La interdependencia económica de largo tiempo entre Estados Unidos y México ha desempeñado un papel crucial en la mejora de la competitividad global de las empresas estadounidenses. El alto grado de especialización e integración de las operaciones de fabricación y ensamblaje en ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México, ha permitido a las empresas estadounidenses aprovechar eficazmente las economías de escala y mejorar la competitividad global de sus productos. La política de nearshoring de la administración Biden, lanzada en 2021, tiene como objetivo posicionar a México como un componente clave de la cadena de valor regional “Estados Unidos-México-Centroamérica”. Sin embargo, los esfuerzos de Washington por aprovechar la cooperación de México para abordar los problemas de la cadena de suministro han ido acompañados de una falta de preocupación genuina por mantener una relación estable y de respeto mutuo con su vecino del sur.
Según los analistas, la Administración Biden ha ejercido presión con frecuencia sobre la recién elegida presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, instándola a revisar e incluso bloquear las inversiones chinas, como parte del impulso liderado por Estados Unidos. Los esfuerzos de la Administración Biden para aprovechar la ubicación estratégica y las capacidades de fabricación de México como parte de la iniciativa de “near-shoring”, no se han traducido en ganancias económicas tangibles ni en compensaciones para México, como se prometió originalmente. Como hemos mencionado en colaboraciones anteriores, como consecuencia del resultado de las elecciones estadounidenses se complicará el panorama de la industria automotriz en América del Norte, en gran parte porque hará más lenta la adopción de vehículos eléctricos ya que se retrasarían las regulaciones ambientales y se eliminarían los estímulos fiscales. A esto habría que sumarle un nuevo conjunto de políticas restrictivas que irían en contra de la capacidad de México para atraer inversiones, aunque el enfoque preciso de estas medidas, no se conocerá hasta bien entrado el 2025.
Fuente: https://www.chinadaily.com.cn/a/202410/21/WS6715b281a310f1265a1c8a14.html