Hacer un resumen de esta vida, pero no como cristiano, espantaría a cualquier animal y no me refiero al humano, sino más bien a esa forma de actuar remarcando pasajes inciertos, entonces de esta vida callar y mejor hablar de los muertos.
¿Como poder entender lo que la vida se refleja con sus propios muertos? Que de vida muy dichoso se está aún transitando por senderos inciertos, pero ¿qué está pasando? Muchos se pudieran preguntar: ¿cómo es que ese sepulcro la vida resguarda después de mucho triunfar?
Entonces no se puede negar que esta vida es dichosa, que de mucho crecer y crecer se vuelve maravillosa, sin embargo, sólo algo hay que entender, que de esa tierra que al final cubre ni por más famoso, rico ni sabio se podrán desprender.
Nacer es el don de esta vida, sin ella nada podría ser, pero morir es por igual dichoso, aunque no se quiera creer, y no por terminar de vivirla en este mundo a veces cruel, pues cierto es que de mucho vivirla cansa por lo que de ese final también se ruega por él.
Se vive al día con sueños que se van desprendiendo los que de noche al dormir se van poco a poco consumiendo, no se puede creer cuan difícil de la vida es el camino hasta por fin comprender que de esta vida la muerte es su destino.
La pena por la muerte de la vida en vida siempre ha estado presente, pero la muerte parece doler menos en esta vida reciente, pues el dolor ya no dura tanto después de que se fallece, ya que con el correr de estos modernos tiempos tal parece que el luto más rápido desaparece.
Y no por no sentir ese sentimiento de extrañeza y amor por la vida que se fue, sino por tantas formas de hacerla presente, como a través de videos, fotografías vivientes, como grabación de voces y ahora hasta con hologramas virtuales sorprendentes.
Quizás muchos de estos nuevos modelos de vida no los puedan aceptar, pero cierto es que cualquier método u objeto fotográfico o virtual ayuda ese recuerdo de dolor y muerte sobrellevar, la muerte dice en estas épocas de recuerdos en lugar de llantos risas el recordar, lo que al menos los mexicanos muy que bien lo han sabido por generaciones sobrellevar.
Entonces la “calaca” aparece en revistas, periódicos y reuniones, los catrines y catrinas con sus bellas vestimentas de muerte en representaciones, hacen con esto esos días de vida de recuerdos sus emociones, conviviendo de muerte con ofrendas, comidas y canciones.
Los panteones son recorridos pasillo a pasillo por dolientes, unos portando del difunto recuerdos aun sin ser parientes; las flores son el símbolo de amistad, amor o recuerdo; ese detalle que por décadas se ofrece cual de vida un acuerdo; las tumbas y aunque no se mueven de su lugar, al tenerse ya el tiempo encima es difícil recordar.
Como es curiosa la vida al recorrer con la vista los distintos sepulcros, como es que la vida misma distingue ahí la muerte de unos humildes y otros muy pulcros, sin embargo, todo lo que en muerte ahí fenece, la bendición del recuerdo del visitante pobre o rico ahí permanece.
Pareciera difícil expresarlo, pero que bonito es el recordar a los seres queridos, más en estas épocas que se llenan de nostalgia, sentimientos que se conjugan con bonitos festejos, como esos altares de muertos, misas para los difuntos, visitas a los panteones, comida, caña de azúcar entre muchas más costumbres y reuniones.
Al menos en esta ciudad de Nuevo Laredo las cosas sí que han ido cambiando a través de los años, por ser una frontera se vienen otras costumbres adicionando, se conocen mas variedades de comidas como ofrenda para los difuntos que en los panteones están descansando.
No tan solo se llevan flores sino música, bailes, panes y cantos, es bonito el reconocer gente que visita a sus difuntos, como los de Veracruz, Nuevo León o Puebla, no se diga del propio estado de México, que uno a uno de ellos se aprenden costumbres inimaginables.
En fin, en este día de los difuntos o muertos como se le quiera llamar o como se le conozca, cierto es que la vida en muerte se lleva igual, unos riéndose de las ocurrencias de sus difuntos, otros llorando al invadirlos los recuerdos.
Ante todo esto el fronterizo, el ciudadano o neolaredense si bien es cierto que a todos la vida los une por igual, sabe y perfectamente que la muerte le sigue por igual, entonces el reírse, el disfrutar de esos momentos de sus difuntos aunque el dolor aun sea profundo salgan a buscar esos recuerdos, a pasarla unidos cual “vida y muerte”, pues de estas dos que más se puede esperar.