OPINIÓN

Revalorar al trabajador migrante

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Durante las campañas y debates políticos que apuntan a la elección presidencial del 5 de noviembre, la migración indocumentada se ha convertido en uno de los temas centrales junto con la economía. Como de costumbre, las generalizaciones señalan a los migrantes como chivos expiatorios de muchos problemas domésticos.

De acuerdo al Migration Policy Institute (MPI), en 2022 en Estados Unidos vivían 46.2 millones de inmigrantes de los cuales sólo 11 millones eran indocumentados. Por ello, es necesario diferenciar los tipos de migración, así como las nacionalidades de los migrantes porque en el imaginario colectivo de las audiencias estadounidenses, el uso del término “migrante ilegal”, lleva la finalidad de criminalizar la migración, además de ser utilizado como sinónimo de migrante mexicano, cuando la realidad es bien diferente. No es lo mismo el migrante documentado que el indocumentado, ni tampoco el migrante que busca trabajo que el migrante que busca asilo político.

La mayoría de los migrantes indocumentados que viven en Estados Unidos no son mexicanos. Además, en la crisis migratoria que inició en 2021 en la frontera sur de Estados Unidos, la inmensa mayoría de los migrantes en busca de asilo tampoco son mexicanos. De acuerdo al American Immigration Council, en el año fiscal 2022 los mexicanos representaron apenas el 2.7% de los casos de asilo. Seguir equiparando a los mexicanos con la inmigración irregular, no le hace justicia ni a las contribuciones que realizan los trabajadores indocumentados mexicanos a la economía estadounidense, ni tampoco al hecho de que con un comercio bilateral anual que ronda los 800 mil millones de dólares, México es ya el principal socio comercial de Estados Unidos.

De acuerdo al Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, en 2022 vivían en Estados Unidos 10,678,502 inmigrantes de origen mexicano, un 10% menos que en 2010, lo cual explica por qué durante la segunda década del siglo XXI el nivel promedio del balance de la migración total de mexicanos entre Estados Unidos y México cayó por debajo de cero. La mayoría de los mexicanos nacidos en México que hoy radican en Estados Unidos tienen doble ciudadanía o cuentan con una green card que los acredita como residentes. De los indocumentados que el MPI estiman en 5.1 millones de personas, alrededor de un 70% ha vivido en este país al menos 15 años; muchos de ellos tienen hijos ciudadanos, lo cual les posibilitará tener acceso a regularización de su situación migratoria antes del final de esta década. En este grupo hay 433 mil personas mexicanas con DACA.

La ONU estima que en el año 2020 había 281 millones de personas viviendo en un país distinto al de su nacimiento. De ellos, el 21% se encuentran en América del Norte. Hay diferentes motivos que provocan la migración de las personas. La migración de mexicanos a Estados Unidos en el siglo XX fue una migración eminentemente laboral y temporal. Por décadas fue una migración circular, la cual se rompió a fines del siglo XX como resultado del surgimiento de políticas antiinmigrantes como la propuesta 187 del gobernador de California, Pete Wilson, en las elecciones de 1994, misma que planteaba negar a los inmigrantes indocumentados servicios sociales, servicios médicos y educación pública. Los mayores riesgos y costos de los cruces indocumentados, estimularon que los migrantes ya no regresaran a México y se llevaran con ellos a sus familias. Los patrones migratorios en América del Norte sufrieron entonces un cambio radical, la migración temporal de individuos se transformó en migración permanente de familias.

La crisis migratoria de los últimos años en la frontera sur de Estados Unidos, muestra a personas migrantes que huyen de sus países por motivos de seguridad; no es migración laboral sino migración de personas en busca de asilo político. Esa migración de personas de China, Venezuela, El Salvador, Guatemala, India, Honduras, Haití y países asiáticos entre otros, es muy diferente a lo que ha sido la migración de mexicanos, pero los políticos se refieren a ella como “migración ilegal”. A diferencia de los migrantes indocumentados, los migrantes que han logrado ingresar a Estados Unidos con ese propósito, cuentan con citatorio para ver a un juez migratorio para que resuelva sus peticiones. Hasta en tanto, no pueden ser deportados como demagógicamente lo promueven políticos antiinmigrantes.

Los migrantes mexicanos indocumentados en Estados Unidos son trabajadores esenciales para la economía. Cientos de miles de ellos realizan trabajos pesados y de baja paga que nadie más quiere realizar. De acuerdo con New American Economy los trabajadores indocumentados son el 13.7% de la fuerza de trabajo agrícola; el 12.1% en la construcción; el 9.7% de apoyos administrativos; el 7.1% en el sector turismo y servicios hospitalarios; y el 6.2% en servicios generales. Deportarlos no es una opción realista para una economía que al crecer demanda unos 500 mil trabajadores adicionales anualmente.

Un reciente estudio del Institute on Taxation and Economic Policy muestra que tan sólo en el año 2022, los trabajadores indocumentados pagaron 96.7 mil millones de dólares en impuestos federales, estatales y municipales. Esos impuestos que no les regresan, sirven para financiar el seguro social, medicare y seguros de desempleo para ciudadanos.

Finalmente hay que señalar que también hay decenas de miles de mexicanos calificados que migraron por otras razones y que realizan enormes aportes a la economía de Estados Unidos dentro del sector latino. Así lo prueba el US Latino GDP Report de 2024, el cual destaca que el sector latino del cual los mexicanos son mayoría, contribuye a la economía de Estados Unidos con un GDP de 3.6 trillones de dólares que es superior al de India, Reino Unido y Francia.

Los hechos respaldan a las palabras; la inmensa mayoría de mexicanos que radican en Estados Unidos no son una carga pública sino trabajadores esenciales. Merecen ser revalorados.

*Cónsul General de México en Laredo, Texas.