En Tamaulipas, un caso desgarrador muestra las profundas fallas en nuestro sistema de justicia. La diputada Guillermina Magaly Deándar Robinson, de Morena, denunció desde tribuna la inercia burocrática de funcionarios de justicia en Tamaulipas, que costó la vida de un inocente: el pequeño Alexis, de tan sólo 3 años.
Alexis, originario de Tampico, murió en circunstancias que sólo pueden describirse como horrendas. Según el relato oficial, fue llevado a la Cruz Roja por su padre y madrastra con la excusa de una caída accidental, pero la verdad era mucho más siniestra. Las lesiones que mostraba el cuerpo del pequeño, según los médicos, eran evidencia de maltrato continuado y grave.
Sin embargo, lo más perturbador de esta historia es que, según la madre de Alexis, Viridiana Lizet Llera Rodríguez, este trágico final pudo haberse evitado. Ella denunció repetidas veces ante las fiscalías de Tampico y Madero la retención del menor por parte de su padre y la violencia ejercida por la madrastra. Sus súplicas por ayuda y protección fueron ignoradas; un sistema que debía proteger a los más vulnerables le falló de la manera más catastrófica.
La respuesta fría y desinteresada de la Fiscalía no sólo es inaceptable, sino que también refleja una crisis más profunda en nuestro sistema de justicia. La negligencia no es sólo una falta de acción; en este caso, es cómplice de un crimen atroz. El descuido y la falta de empatía de quienes debían actuar en defensa de Alexis son inexcusables.
La diputada Deándar Robinson hizo -desde hace un mes- un llamado al Fiscal General de Justicia de Tamaulipas, Irving Barrios Mojica, para que asuma la responsabilidad y actúe. Es imperativo que se deslinden responsabilidades y se tomen medidas serias para evitar que tragedias como la de Alexis se repitan. No podemos permitir que la inacción y la incompetencia de unos pocos resulten en la pérdida de vidas inocentes.
Pero es importante que sepa que no está sola en esta lucha por justicia. La sociedad civil, representada por legisladores y ciudadanos conscientes, debe unirse para exigir un cambio real y efectivo en nuestro sistema de justicia.
La tragedia de Alexis es un recordatorio sombrío de que nuestras instituciones están fallando a los más vulnerables. Es hora de que los responsables rindan cuentas y se implementen medidas para proteger a nuestros niños y niñas. No podemos seguir permitiendo que la negligencia e inacción cuesten vidas inocentes. Es un deber no sólo legal, sino moral, garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos, especialmente de los más jóvenes y desprotegidos. La memoria de Alexis y la lucha de su madre por justicia deben impulsarnos hacia un futuro donde tragedias como esta sean impensables. Usted, amable lector y lectora, ¿qué opina?