ASTILLERO

Ebrard y el camino a la Presidencia

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Escrito en OPINIÓN el

El 2 de octubre de 2011, en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador encabezó la asamblea constitutiva de la asociación civil denominada Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Los propósitos de esta asociación iban más allá de lo electoral, según consignaron en su nota los reporteros jornaleros Alma Muñoz y Enrique Méndez (https://goo.su/majgd7U), pero en lo inmediato visualizaba la participación en los comicios presidenciales de 2012 y, para ello, en noviembre de 2011, se realizaría una encuesta entre el político tabasqueño y Marcelo Ebrard, saliente jefe de Gobierno de la capital del país.

La encuesta, o más bien, los resultados difundidos a nombre de esa encuesta, favorecieron a López Obrador aunque, a fin de cuentas, el priísta Enrique Peña Nieto cometió latrocinio electoral, con estilo distinto, pero similar desenlace fraudulento al hecho en 2006 por el panista Felipe Calderón contra el mismo AMLO. Recuérdese que en 2005 el presidente Fox había conseguido que fuera desaforado el jefe de Gobierno, López Obrador, con la intención de impedirle ser candidato presidencial, maniobra que la presión social y el recular panista sepultaron.

El propio López Obrador recordó en aquel octubre de 2011 que esa asociación civil “es consecuencia del fraude electoral de 2006 –pasando por la Convención Nacional Democrática, el gobierno legítimo de México, el Movimiento nacional en defensa del petróleo, la soberanía y la economía popular– y cinco años de resistencia civil pacífica, con múltiples recorridos por el país, estado por estado, municipio por municipio y distrito electoral por distrito electoral”.

De la asociación civil, el obradorismo pasó al registro como partido político nacional, que fue aprobado por unanimidad en el Instituto Nacional Electoral en julio de 2014. Luego llegaría 2018 y todo lo que a la fecha se sabe de ese avasallador paso electoral del morenismo. Es decir, de López Obrador.

Marcelo Ebrard anunció ayer que buscará constituir una asociación civil para vertebrar su movimiento político, dado que sólo se puede solicitar el registro de nuevos partidos políticos nacionales después del año electoral presidencial (un anacrónico candado que los partidos con registro han impuesto para dificultar la llegada de competidores).

Aún y cuando los estatutos de Morena buscan impedir de diversas maneras que facciones internas presionen a los órganos directivos o generen divisiones, lo cierto es que el participar en una asociación civil no es un acto sancionable por los partidos. Para no ir tan lejos, Gabriela Jiménez, titular de Que Siga la Democracia AC, participa activamente a favor de Claudia Sheinbaum.

Como puede verse, larga y fatigosa podría ser la construcción de El Camino de México que Marcelo Ebrard ha anunciado, con perspectivas de desembocar en un partido político nacional. Si fuera álbum, es probable que le faltaran muchas estampitas; si fuera un canto épico, tal vez le faltarían grandes adversarios con los cuales contrastarse: AMLO enfrentó durante décadas a la mafia del poder y Marcelo va contra un proceso interno del partido al que se afilió en julio del año pasado; AMLO es un luchador social de décadas y Marcelo ha sido un muy eficaz servidor público de élite; Morena ha sido, al menos por su lema, la esperanza de México (aunque también el camino electoral de Andrés Manuel), mientras la nueva asociación política parece ser solamente un camino, el camino de la aún negociable disidencia interna de Marcelo o el de la posterior anexión a otros proyectos y partidos desde un basamento organizativo propio, medible y canjeable.

Y, mientras Mario Delgado recibe la indicación de insertarse o no en la batalla por la gubernatura de la Ciudad de México, lo cual movería el panorama actual (hasta ahora, García Harfuch y Brugada como cartas más notables) e implicaría dejar o no la presidencia nacional de Morena a la que aspira el ausente Adán Augusto, ¡hasta mañana!

Facebook: Julio Astillero