Ayer alcanzamos de nueva cuenta los 43 grados centígrados, obviamente con sensaciones mucho mayores, de entre 45 y hasta 47 Celsius en los lugares con poca o nula vegetación, y esto más allá de ser una incomodidad, ha estado afectando económicamente a diversos giros, comenzando por la construcción, que es uno de los oficios que forzosamente debe hacerse a la intemperie.
En este giro en particular, los empresarios nos han manifestado que debieron modificar sus horarios para trabajar muy temprano por la mañana, hacer una pausa y regresar para continuar en la tarde noche, si bien esto en primera instancia no representa una afectación económica tan severa, las implicaciones sí, pues deben colocar malla sombra para las primeras horas del día, centros de hidratación, iluminación para laborar de manera nocturna, así como el pago de horas extras.
Incluso en los momentos más álgidos de la ola de calor han sufrido retrasos de hasta el 30% en el avance de las obras particulares, aunque ahora que han tomado las nuevas medidas se ha reducido a un 15%, según refieren.
Lamentablemente también se han registrado problemas de salud entre algunos albañiles, especialmente los más veteranos, aunque este clima severo no discrimina.
El regreso de los días con más de 40 centígrados traen consigo el temor de que se repita la racha de muertes asociadas al golpe de calor, pues si bien se ‘calmó’ un poco con la breve pausa con temperaturas aún calurosas pero no tan extremas, ahora que parecen haber regresado esos días drásticos, si no le damos la seriedad que se merece, se puede repetir.
De alguna manera parece que gran parte de la población al darse cuenta de que hubo muertes y hospitalizaciones en niveles récord por esta problemática, pues al principio a muchos les parecía una exgeración que el calor pudiera causar problemas de salud a esa magnitud.