Por estas fechas, los pronósticos para esta región de la frontera de Coahuila (Acuña y Piedras Negras) y municipios aledaños siguen marcando la existencia de sequías: moderadas y/o severas en algunos casos. Las sequías en esta región son recurrentes, afectando a la disponibilidad de agua para los diferentes usos.
Las poblaciones fronterizas de esta región tienen como fuente de abasto al río Bravo. Esa es una ventaja en estas condiciones de sequía, pues esta fuente históricamente las ha abastecido del vital líquido: poca o mucha el agua del río Bravo siempre ha estado ahí. Hoy, mediante el almacenamiento del agua de dicho río en las presas internacionales La Amistad y La Falcón. En ese contexto de secas, al 23 de mayo, la primera tiene un almacenamiento del 32 % y la segunda un 24 % (https://www.ibwc.gov/Water_Data/Reports/RG_Flow_data.html). Así, el manejo de esta agua aún en condiciones de poca disponibilidad, ha posibilitado que la población de esta frontera tenga el recurso para afrontar sus necesidades básicas.
Tal vez por ello no se observa en estas poblaciones manifestaciones relacionadas con la escasez de agua que se padece en la región. Pues la falta del recurso en los hogares de estos municipios se da cuando hay problemas en los sistemas de abasto ya sea por fugas de agua, falta de presión en las tuberías, descomposturas de alguna bomba, cortes de agua, entre otros. No obstante este tipo de problemas, las coberturas de agua en estas poblaciones son cercanas al 100 por ciento.
Si bien es cierto, la falta de lluvias prolongadas genera preocupación en la población. Eso se puede observar en la información mediática cuando se presentan esas condiciones naturales: expresiones por la falta de agua con afectaciones para la agricultura o la ganadería o para el abasto de agua de las poblaciones, son parte de las inquietudes ante la falta del recurso. En una región donde, además, existe una presión alta por la competencia por el uso del recurso por todos los sectores (agrícola, urbano, industrial, público, entre otros): en la cuenca del río Bravo hay una presión alta por el recurso hídrico superior a la nacional.
Un ejemplo de esta presión por el agua se puede ver en lo siguiente: en 2011 se hablaba de que en el acuífero Allende-Piedras Negras había una disponibilidad de agua de un poco más de 18 millones de metros cúbicos anuales. Para 2020 se mencionaba, sin embargo, que en dicho acuífero había un déficit de agua de poco más de 35, 221, 750 metros cúbicos anuales, y no había agua para nuevas concesiones. Ya en 2011 se decía, entre otras cosas, que esta región era un polo de desarrollo, por lo que la demanda de agua crecerá de manera importante; que esto podría generar problemas de sobre- explotación en el acuífero y a futuro frenar el desarrollo de las actividades productivas (https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5199671&fecha=06/07/2011#gsc.tab=0; https://sigagis.conagua.gob.mx/gas1/Edos_Acuiferos_18/coahuila/DR_0501.pdf ). De este acuífero se abastecen las poblaciones de la denominada región de los cinco manantiales, que la conforman los municipios de Allende, Zaragoza, Nava, Villa Unión y Morelos. En conjunto estos municipios tienen un poco más de 80 mil habitantes. Aquí, además, dos usuarios industriales –entre otros– de esta agua subterránea son la cervecera Constellation Brands y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), sin olvidar los usuarios agrícolas.
De esa manera, en estas condiciones de escasez de agua, ya sea por condiciones naturales o por su agotamiento por el desarrollo, defender y cuidar este recurso natural para el beneficio humano es también de vital importancia. Es la sociedad local la que puede revalorar el agua en su contexto de escasez, conservándola. De ahí la importancia de la organización social local en participar en la gestión del agua. Cambiar el despilfarro por la abundancia.