El derecho como lo conocemos y hemos adoptado en México, fue creado por las sociedades romanas para efectos de lograr una convivencia armónica entre la población. Para ello se dictaron normas y leyes que rigen, hasta nuestros tiempos en muchos países del mundo, al hombre en sociedad. La justicia seria inconcebible sin la aplicación del derecho, al menos eso ha sido lo que el pueblo mediante el espíritu de la ley trata de imponer mediante el estado de derecho. El problema sucede cuando éste se ve quebrantado por la corrupción y la impunidad del poder que ha sido designado para salvaguardar dichos derechos y que por tanto da la espalda a sus ciudadanos, convirtiéndose, el Judicial, no solo en el enemigo numero uno del pueblo, sino en un poder traidor a la justicia misma y por ende a la patria.
Para nadie es novedad que en México existen jueces, magistrados y ministros corruptos, esto, de la mano con una fiscalía completamente incompetente, y también muy corrupta, -hay que decirlo-, deriva que seamos uno de los países con mas impunidad en el mundo. Se estima que solo 1 de cada 10 delitos es perseguido, para que solo 0.5 llegue a una sentencia condenatoria; esto es traducido en un 99.5% de los que delinquen en nuestro país se salen con la suya. O sea que vivimos en un paraíso para los criminales, pero al mismo tiempo en un infierno para la gran mayoría de la población que de manera honesta trabaja, se esfuerza, se sacrifica día con día, y paga sus impuestos para que ni siquiera se le pueda garantizar la seguridad mínima contenida en la constitución.
Ahora bien, si bien es cierto que el gobierno es el principal y único responsable de proveer y garantizar dichos derechos ciudadanos, éste, como sabemos está conformado por los tres poderes de la Unión, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, siendo éste último el único que no es elegido por el pueblo, como sucede en otras partes del mundo, en donde se vota no solo a los jueces, sino a los fiscales encargados de procurar justicia a la población. Esto hace sentido, ya que actualmente, como lo estamos constatando en nuestro país, se ha emprendido una profunda transformación en manos del pueblo que ha hecho valer la democracia, –misma que se tenía secuestrada por la oligarquía-, cuyo punto medular es precisamente el combate a la corrupción. Transformación que no ha llegado al poder judicial de la federación.
Durante décadas habíamos sido rehenes de un gobierno putrefacto en todos sus ámbitos, veíamos como desde el poder ejecutivo se normalizaba la corrupción simple y sencillamente justificándola como parte de nuestra cultura como mexicanos que somos, asimismo desde el legislativo veíamos cómo se legislaba en favor de unos cuantos desmembrando no solo al Estado mismo, sino subastando los bienes de la nación, y también fuimos testigos de cómo el poder judicial mantenía, como lo sigue haciendo hasta la fecha, a los delincuentes, a los criminales y a todo aquel que pudies comprar la justicia en la calle, en completa impunidad, cuando al mismo tiempo a los inocentes, a los pobres, y a los que disentían del régimen corrupto y asesino, perseguidos, amenazados y privados de la libertad.
La buena noticia es que el pueblo bueno y honesto ya se manifestó, y de manera completamente abrumadora, en las pasadas elecciones, en donde echó del gobierno a la mayoría de los políticos corruptos emanados de los poderes legislativo y ejecutivo, optando por una regeneración de la vida publica de la nación, sólo ha quedado impune el único poder al que no se le vota, el Judicial. Habría que proponernos cambiar el paradigma de que este poder es intocable, como pretenden los conservadores corruptos que ansían regresar al poder para seguir robando al amparo mismo, mediante el aval de jueces, magistrados y ministros corruptos, demandando una urgente, profunda, e inaplazable reforma al poder Judicial, que deberá porvenir desde la misma exigencia popular consiguiendo mayoría calificada en el congreso para terminar de consolidar la Cuarta Transformación.
ADENDUM
Y si aun tiene dudas de donde se encuentra enquistado el cómplice de los criminales y sede de la corrupción y de la impunidad de este país, sólo echemos un ojo a lo que ha sucedido desde que sumiera como presidenta de la Corte la ministra peñista Norma Piña. En tan solo un mes y medio, se han concedido mas suspensiones definitivas y se han conseguido mas amparos en contra de las acciones del gobierno de AMLO, que en los mismos periodos anteriores desde los cuatro años y medio que tiene en el poder; además a esto se han dictado sentencias absolutorias y se han dejado en libertad a mas criminales en los mentados sabadazos judiciales; y si esto le pareciera poco, estimado lector, estimada lectora, qué le parecen las aberrantes decisiones, por ecir lo menos, del desbloqueo de las cuentas a la familia de Garcia Luna, 30 minutos después de conocida su sentencia de culpabilidad por narcotráfico en los Estados Unidos; haber dejado por otro lado, en libertad a Rosario Robles; y haber otorgado la suspensión a la orden de aprehensión al ex prófugo ex gobernador, Francisco Javier Garcia Cabeza de Vaca. Todo esto en solo últimas dos semanas.
Ya nada más falta que suelten a Lozoya, a Collado, y a Murillo Karam, la próxima semana para que no se pierda la costumbre, y para que se sienta, ahora sí, más fortalecido el Poder Criminal de la Federación.