No se puede negar que en estos momentos Nuevo Laredo es una ciudad pujante, sin embargo, cierto es que se vive en esta privilegiada región gracias a un río que permanece fiel a sus orígenes, entonces preocupante debe ser para todos el entender y saber que el Bravo se “ahoga” en contaminación.
Esto viene a colación, al estarse anunciando un nuevo programa denominado “Semáforo del agua” para el estado de Tamaulipas, el cual dio por inicio precisamente al conmemorarse el Día Mundial del Agua.
Sin embargo, bueno es saber, que este programa semaforizado está enfocado propiamente en atender el cuidado y buen uso de este líquido tanto en el ámbito ciudadano, de servicios públicos, así como empresarial, entre otros, pero no tanto en el proceso de cuidado, captación y procuración para redirigirlo hacia el grueso de los usuarios.
Entendiéndose con esto, que se está dejando fuera de la semaforización ese estricto monitoreo para detectar, en consecuencia, corregir las descargas de residuos contaminantes, malas prácticas que por supuesto afectan directamente al río, a su tratamiento. Problema que por décadas se ha dejado pasar, ignorar sin hacer o llevar a cabo un programa efectivo, dinámico, comprometido y a largo plazo para así tenerlo, mantenerlo óptimo al río no solo para el beneficio humano, sino para el entorno ecológico que le rodea y sostiene.
La COMAPA (Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado) por años ha enfrentado duros problemas por darle ese tratamiento adecuado al agua, cuyo proceso estuvo muchas veces lleno de trabas e intervenciones a nivel estatal que no lo dejaron ser ese ente ordenado, independiente y progresista.
En consecuencia, la COMAPA se mantiene con instalaciones si funcionales, pero no actualizadas a la vida y uso moderno, entendiendo con esto, que el proceso en todos los aspectos para el tratamiento del agua, genera aparte de mayores tiempos en mano de obra, gastos excesivos en sus componentes.
Sin embargo, el cambio de administraciones tanto a nivel estatal como municipal, vierte sobre la COMAPA nuevas esperanzas para recomponer lo que por mucho tiempo se ha mantenido como en tiempo de espera.
Por supuesto que todo programa que beneficie el cuidado como la conservación y mantenimiento, así como del punto de origen en este caso el río Bravo será aplaudible y bienvenido.
La CILA (Comisión Internacional de Límites y Aguas) ha llevado programas y proyectos con la participación de autoridades, grupos empresariales y ciudadanía en esta localidad de Nuevo Laredo, reuniones que lamentablemente se han pausado dejando por lo mismo ausencias de información y verificación sobre el estado que guarda el agua del río en estos últimos tiempos.
Han sido aplaudibles sus monitoreos, estudios constantes del agua, esto llevado a cabo por personal capacitado para detectar infinidad de contaminantes que hacen más difícil tanto la potabilización como la propia convivencia con dicho afluente, informes que en su momento se han externado.
Sin embargo y sobre esa semaforización del agua, es ahí el punto importante porque la comunidad neolaredense no se entera, por lo mismo no sabe en qué posición del cuidado y conservación se encuentra para así asimilar, comprender la orden de la autoridad.
Pues y aun anunciando el problema en las redes sociales, a través del internet, comprobable es que los medios de comunicación creíbles y confiables siguen siendo la prensa escrita, la radio y televisión, canales que deben de ser utilizados por las distintas autoridades correspondientes y de forma constante para comunicarle a la ciudadanía de una manera seria y veraz el porqué de estas nuevas disposiciones.
Entonces la “semaforización del agua” que se implementó en el estado de Tamaulipas, debió contar primeramente con un estudio previo y concluyente del porqué se llegó a esto y hacerlo saber, y no tan solo por estar emulando a otro estado de la república, pues de ser así, debe de detenerse de inmediato, echar atrás dicho ordenamiento al no contar con los estudios ni fundamentos necesarios.