Conforme se acerca el ocaso del 2023, es apropiado hacer un balance sobre lo acontecido en el año, así como una reflexión rumbo al 2024. En esta ocasión hacemos una reflexión oportuna e identificamos a grandes rasgos en lo que se podría resumir el gran reto y la gran oportunidad para el 2024: las elecciones y el “nearshoring”.
RETOS
El 2024 será un año crucial en materia política, pues habrá elecciones en México, así como en Estados Unidos. En ambos países las elecciones marcarán el rumbo de lo que será el comercio hacia los próximos años, particularmente en Estados Unidos con la posible, y muy probable, elección de Donald Trump. Cabe recordar que la Administración Trump 2017-2021 implementó importantes ajustes al comercio internacional, como retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico, y la renegociación del Tratado-México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC).
En México, Claudia Sheinbaum lidera ampliamente las encuestas, y es, al momento, quién sería la próxima presidenta de México. En materia económica, así como en prácticamente todo el programa de Gobierno, ha prometido la continuidad del actual del presidente Andrés Manuel López Obrador. En ese sentido, se podría prever seguir estrechando los lazos económicos con Estados Unidos, al mismo tiempo que proteger ciertas áreas estratégicas para la nación como la energía y el campo.
Las elecciones serán un reto porque crean volatilidad y eso ahuyenta la certidumbre necesaria para las inversiones y el desarrollo orgánico de la economía.
OPORTUNIDADES
Detonar las oportunidades históricas propiciadas por el distanciamiento económico entre Estados Unidos y China, proceso conocido como “regionalización” o “nearshoring”, en inglés. Esto es un proceso que inicia con mayor claridad en 2017 con la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y se acelera con las interrupciones en las cadenas de suministro debido a la pandemia covid-19.
Para detonar las oportunidades del “nearshoring”, deben haber varios elementos en los que se debe trabajar, en México así como en Estados Unidos. Por ejemplo, una mejor infraestructura comercial que integre las líneas de abastecimiento entre ambos países es un paso en la dirección correcta. Existen inversiones con el fin de mejorar la infraestructura, así como programas que serán destinados para modernizar la conectividad, sin embargo aún queda mucho por hacer para que la infraestructura esté a la altura de la magnitud de la relación comercial.
De antemano, el 2024 será un año complejo: un abanico de variables nacionales e internacionales que en conjunto forman un panorama económico difícil de prever. Sin embargo, aún en esa limitada visibilidad, se pueden destacar retos y oportunidades como lo son las antes mencionadas.
PD:
La Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo su tasa de interés sin cambios y dejó entrever que se aproximan una serie de recortes en 2024. Esto es importante por la decisión del Banco de México que habrá de anunciar el día de hoy jueves 14.
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