Jueves 19 de octubre de 2023.
Hola, buenos días, querida familia y amigos!
Ayer llegué a Nuevo Laredo para la celebración del centenario del natalicio de mi tío Mauricio González de la Garza que se realizará este viernes 20.
Mi tío era doctor en Filosofía y Psicología, aunque en honor a la verdad debe ser reconocido como un auténtico polígrafo, por el amplio espectro de temas y materias que fueron objeto de su atención y atildada pluma.
Esa mañana a mi arribo doné al Archivo Histórico de Nuevo Laredo su obra literaria y discográfica completa. Solicité por escrito que sea expuesta permanentemente en una mesa vitrina en la antigua aduana; así los neolaredenses tendrán la oportunidad de conocer lo que un destacado paisano escribió a lo largo de su vida. Los catorce libros y dos discos están en perfecto estado, como si apenas salieron de la imprenta.
Esta colección la inicié de cero, pues mientras yo vivía en París, en CDMX mis pertenencias se mojaron. Me quedé sin ningún recuerdo y, también, sin ningún libro dedicados a mí.
En el 2010, después de la muerte de mi mamá, Miguel Ángel, mi hermano, me obsequió sus libros, casi todos con una preciosa dedicatoria de mi tío. Él obsequiaba a mi mamá con el primer libro suyo que veía la luz. Como esta dedicatoria con fecha del 25 de noviembre de 1967 en su primer libro que escribió:
Ojos de venado-
“Ven, vamos al espejo a ver quién tiene los ojos más grandes” y los tuyos siempre eran más grandes y más dulces, como siguen siendo.
LOVE
Wicho
Todos estos libros no los puedo donar porque pertenecen a la familia.
En aquel año (2010) se me ocurrió iniciar una colección de su obra. Entonces, sin contar con ninguno de sus libros decidí visitar cuantas veces fuera necesario todas y cada una de las librería de viejo existentes en la CDMX desde Coyoacán hasta Azcapotzalco pasando por el Centro Histórico y la Roma.
En ocasiones me subía, al estilo de “La Bamba”, con un poco de gracia en una escalera grandota y otra chiquita para alcanzarlos, pues allá estaba la ‘G’ de González, en el anaquel más alto. En septiembre de 2017 en una de las tantas librerías del centro de la CDMX mientras estaba trepado en la punta de la escalera sonó la alarma sísmica justo al tomar un padre prior, pues yo allá arriba montado y con todo el “zangoloteo” no solté el libro mientras le pedía a mi tío que desde el cielo me mandara una colchoneta de ángeles que amortiguaran mi caída.
Mi obsesión se volvió internacional; ni en Madrid, Lima o Santiago tuve suerte; pero en Buenos Aires encontré en 2019 la edición número 26 de “Última Llamada” en la famosa Librería del Colegio ahora Librería de Ávila.
Consideré que debería disponer de por lo menos tres ejemplares de cada uno. Cuando casi estaba a punto de completarla resultaba que alguien de todo mi cariño requería uno de ellos y, bueno, con gran gusto lo entregaba y mi colección quedaba fragmentada. Tales son los casos de las siguientes novelas: “El Padre Prior” que ademas es un preciado tratado de psicoanálisis, “Rey de Oros” que también especialistas en economía utilizan como ejemplo de creación de riqueza, “El Río de la Misericordia” que para muchos neolaredenses ha sido tema tesis y de debate escolar y “El Milagro Azul” que periodistas y reporteros lo consideran como ejemplo de la importancia de las notas rojas.
Yo no sabía, pero al conseguir sus libros descubrí que de algunos se hicieron dos, cinco, ocho y hasta 26 ediciones cómo fue el caso de “Última Llamada”, que en Argentina me enteré; así mi idea ya convertida en obsesión se dedicó a buscar apasionadamente un ejemplar de cada una. Mientras más encontraba distintas ediciones más mi manía por buscarlas.
En cuanto a los discos, un día llegué a un “garage sale” en la colonia Portales; encontré una caja que decía “Mauricio Dice” escrito en la tapa. “Y esa caja qué tiene?”, pregunté señalándola. “Era de mi marido y de ese desgraciado no quiero saber nada. Trae unos discos que ni los puedo oír porque son viejos. Se la regalo”, dijo la mujer. Traía seis discos de “Rosas de Abril” y algunos artículos.
Mientras la idea de completar la colección enloquecía mis sentidos, yo me preguntaba qué tanto valía mi esfuerzo físico, económico y mental por lograrla.
El Archivo Histórico de Nuevo Laredo hasta antes de ayer sólo tenía un ejemplar de un libro de mi tío; de “Última Llamada” del que se publicaron más de un millón trescientos mil ejemplares y sin “Rosas de Abril”. Hoy ya cuenta con su obra completa.
Por supuesto que mi esfuerzo valió la pena.
¡Lindo jueves!
Con cariño, Homero. Homero Juambelz González, sobrino del escritor Mauricio González de la Garza.