En un trabajo muy importante de investigación llevado a cabo por Shannon K. O’Neil, Senior Fellow For Latin America Studies, en el Council on Forign Relation de Estados Unidos, publicado en su libro “Two Nations Indivisible: Mexico, the United States and the Road Ahead”, editado por Oxford University Press (p.p. 114-115), la autora manifiesta textualmente que el entonces TLCAN -hoy T-MEC- y la subcontratación mexicana en general, puede ser algo bueno para los trabajadores estadounidenses y su clase media, por lo que con una mentalidad y enfoque diferentes, los lazos económicos entre Estados Unidos y México pueden ayudar a impulsar las posibilidades de Estados Unidos en la carrera de la economía global.
Así, utilizando datos en bruto recopilados confidencialmente de miles de grandes empresas manufactureras multilaterales de Estados Unidos, dos profesores de la Escuela de Negocios de Harvard, junto con un colega de la Universidad de Michigan, descubrieron que a medida que las empresas norteamericanas aumentan la inversión y el empleo en México y el extranjero, también invierten y contratan a más personas en casa; las empresas se vuelven más productivas y competitivas y con sus mejores productos, precios más bajos y mayores ventas, crean empleos en todas partes. El estudio mostró que, en promedio, cuando una empresa contrata a diez empleados en el extranjero, contratará a dos empleados en Estados Unidos.
Un ejemplo es la historia de Caterpillar que, fundada entre las guerras mundiales a través de la fusión de dos compañías rivales de tractores, se ramificó en la construcción de carreteras y otros equipos en la década de 1930. Durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía duplicó su fuerza laboral, trabajando día y noche para satisfacer las necesidades militares de Estados Unidos de motores, máquinas y tractores. Pero fue después de la guerra que Caterpillar ya como una marca mundial, despegó abriendo sus primeras filiales extranjeras para abastecer el esfuerzo de reconstrucción europeo a raíz de la guerra. Con enormes ganancias bajo el Plan Marshall desarrolló nuevos productos y se extendió a nuevos países, llegando a dominar el mercado mundial de maquinaria de movimiento de tierras.
A pesar de su reconocida historia y su envidiable alcance, Caterpillar comenzó a flaquear en la década de 1980, sufriendo disputas laborales y perdiendo cuota de mercado frente a los fabricantes de equipos japoneses y europeos en Asia y América Latina. A lo largo de la década de 1990, las ganancias se desplomaron y el precio de sus acciones también. Sin embargo, posteriormente las ganancias volvieron a dispararse y el precio de sus acciones se triplicó, recuperando su título de proveedor de máquinas pesadas número uno en el mundo. Incluso después de la crisis financiera mundial de 2008, Caterpillar continuó superando a sus competidores y aumentando las ganancias. México ayudó a allanar el camino para el regreso de Caterpillar al dominio público; así Caterpillar ha salvado e incluso agregado empleos estadounidenses en el proceso.
Por ejemplo, en 2005, la planta de fundición de los motores más pequeños de Caterpillar se mudó de Mapleton, Illinois a Saltillo, México y las piezas fundidas producidas se enviaban a una nueva fábrica en San Antonio para ser mecanizadas y terminadas, para luego reenviarlas a través del puerto de Houston a los mercados globales. El acercamiento de Caterpillar a México impulsó la competitividad internacional y el aumento en las ventas creó miles de nuevos empleos en Estados Unidos. A pesar de que la planta de Saltillo en ese momento tomó 560 empleos en Mapleton, Caterpillar agregó otros mil 500 puestos solo en Illinois. De hecho, desde la firma del entonces TLCAN, Caterpillar ha aumentado sus puestos con sede en Estados Unidos.
A diferencia de las operaciones de Caterpillar en China, Brasil y Rusia en ese tiempo, las plantas de México permitieron que buena parte del proceso productivo permaneciera en Estados Unidos. Hay que recordar que la planta Maquiladora Caterpillar que tenemos en Nuevo Laredo, comenzó su producción con una operación muy pequeña de reconstrucción de inyectores de Diésel y hoy es considerada como la planta “Tres R más Verde” de todas sus plantas en el mundo por ayudar a reducir la compra de materia prima, Reutilizar los insumos que aún sirven y Reciclar un producto que ya no sirve y convertirlo en un producto nuevo.
Hasta pronto.
Fuente: Shannon K. O’Neil, “Two Nations Indivisible: Mexico, the United States and the Road Ahead”. Ed. Oxford University Press (p.p. 114-115).