Cabeza de Vaca, como avestruz

Cabeza de Vaca ha estado medio desaparecido en los últimos días, dicen que anda como avestruz, con la cabeza bajo la tierra.
El domingo de la elección subió una foto a sus redes sociales en la que aparecía votando en Reynosa junto a sus hijas, pero días antes y días después ha estado algo ausente, lo que hace pensar que sólo fue para la foto ese día.
Ahora que el resultado es prácticamente inapelable, pues la diferencia no les da margen para una verdadera impugnación, sabe que ha perdido poder en todo sentido.
Sobre la controversia en la SCJN y el rumor de que el proyecto va a su favor, no quiere decir que será declarado inocente de todos los cargos que se le imputan, eso hay que dejarlo claro porque esa parece ser la noción general sobre este tema, pues la realidad es que sólo se discute la posibilidad de quitarle el fuero para enjuiciarlo, pero incluso si no se lo retiran, sólo hay que esperar al primer minuto del 1 de octubre, cuando deja el cargo de gobernador y el fuero que conlleva.
A partir de ese punto, él podrá ser enjuiciado como cualquier ciudadano que comete un delito, por lo que se le puede emitir una orden de captura si así lo consideran las autoridades.
Hay que recordar que Cabeza de Vaca tiene acusaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera de la FGR ni más ni menos que por delincuencia organizada, operación con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal equiparada, sin duda estos tres delitos figuran entre los más graves, ni se diga si éstos se hacen a gran escala, según se le atribuye.
Este es un mal momento para estar en sus zapatos, pues todos los ojos están puestos sobre él por las implicaciones de la derrota, que se agravan con tantos señalamientos de persecuciones políticas en contra de funcionarios y simpatizantes de Morena, en su intento por salvar su pellejo ganando la elección, que por cierto, operó a gran escala con la compra de votos, pero no le alcanzó para sobrepasar la voluntad de los tamaulipecos de sacar a este gobierno que superó a Yarrington y Eugenio en cuestión de “malandraje”.