La imagen de Santiago Nieto con Américo Villarreal dice mucho más que la declaración oficial de que estará en el equipo de transición, pues se trata ni más ni menos de quien le hizo pasar a Cabeza de Vaca sus más desagradables momentos, al dar a conocer la ruta del dinero con que se ha enriquecido y dentro de esto, sus vínculos con el narco.
Hace apenas algunos días fue precisamente Nieto quien llamó “sicario” a Cabeza de Vaca; ayer que se confirmó que su equipo estará en la transición todos conectaron los puntos y sin duda las circunstancias orillan a asumir que podría concretarse esa ansiada justicia con o sin desafuero, pues con el tiempo que le queda de administración y por ende el inminente fin de su inmunidad procesal, sólo basta esperar para el 1 de octubre para que enfrente los cargos que se le imputan.
El sur de Texas ha sido el escenario de las tragedias masivas más sonadas de los últimos meses, primero con el tiroteo de Uvalde y ahora con los 51 migrantes fallecidos por asfixia dentro del camión en el que viajaban a las afueras de San Antonio.
En ambos casos ha obligado a debatir y reflexionar con seriedad las problemáticas que por tanto tiempo han estado presentes, incluso con propuestas en el tintero, sin que se haya concretado alguna medida favorable y contundente para ayudar a resolver.
Los migrantes han sido invisibilizados, incluso, señala el juez Nelson W. Wolff, deshumanizados por completo, al verlos como números y objetos y no como personas, pues incluso cuando se sorprende a una gran cantidad de personas en calidad de indocumentados, ya sea en tráileres o casas, se habla de “aseguramientos”, precisamente como si se tratara de drogas o algún objeto ilegal, en lugar de seres humanos.
La guillotina para Cabeza de Vaca
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