Y somos todos los que estamos, para la fiesta del Mundial, con la triste eliminación de nuestros hermanos peruanos y la clasificación de nuestros otros hermanos ticos, que por cierto, han hecho lo que nosotros nunca hemos podido, ni creo que podamos hacer algún día, a como estamos y como vamos, clasificar a Cuartos de Final fuera de casa.
Hay quienes abogan porque no haya partidos de Repechaje, sino que todos los boletos sean directos, y no es una mala idea, a mi juicio. Algo todavía mejor y más justo sería que jugáramos todos contra todos, como se propuso en los 90, pero desafortunadamente no pasó.
¿Qué es un todos contra todos? Que en la eliminatoria no importa tu posición geográfica o a qué Confederación pertenezcas, sino que te puede tocar enfrentar a Brasil, Alemania, Nigeria, Corea del Sur… el que sea.
Si este sistema llega a aprobarse algún día, que eso espero, los grupos se podrían definir de la siguiente manera, por ejemplo, en el supuesto de que se hiciera para la justa de 2026, con 48 selecciones, pero tres clasificadas directo, por ser anfitrionas, es decir, 45 boletos en juego, se podría dividir el mundo en 15 grupos de seis equipos (90 en total), dependiendo del ranking, y háganse garras, que clasificaran tres selecciones por grupo. Sin repechajes y con una mayor calidad en los conjuntos clasificados.
Para que quedaran 90 equipos en las eliminatorias finales, obviamente tendría que haber rondas previas entre las selecciones que se ubiquen del lugar 40 al 200, digamos, y esas sí serían entre oncenas de las mismas confederaciones.
Al final, el músculo de los invitados a la justa mundialista sería mucho mayor que el que ha habido en cualquier otra competencia previa, pues sería muy complicado que un peso pesado, como Italia, se quedara fuera, toda vez que tendría que terminar en cuarto lugar de su pelotón luego de enfrentar, supongamos, a Arabia Saudita, Ecuador, Costa de Marfil y otros dos.
Habría partidos premundiales multicolores, lo que daría a las aficiones de todas las latitudes la oportunidad de mirar de cerca a sus ídolos argentinos, alemanes, españoles, etc., aunque al final no pasaran.
Otra cosa que me gustaría sería que los locales no sean cabezas de serie si no se lo merecen, que se conformen con organizar la competencia. Esto haría menos factibles los grupos de la muerte, al mismo tiempo que los pelotones accesibles.
Debo aceptar que todo lo anterior es una quimera, muy utópica, pues para que se materialice deberíamos tener una FIFA limpia de corrupción y de sobornos, lo cual es un sueño, pero al menos espero que lo vean mis nietos.
Ya estamos todos los que somos
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