El próximo 17 de junio celebraremos el día mundial de contra la desertificación y la sequía, ¿qué implica esto para entidades como Nuevo León?
En un primer orden de ideas, hay que referir que la desertificación es un proceso evolutivo, que lleva a que ciertas zonas del país, en este caso del norte de México, a volverse un desierto por efecto de acciones humanas, sean eliminación de vegetación, sobrexplotación de recursos hídricos, pérdida de suelo y en general daños en el medio ambiente y de manera formal, la Comisión de las Naciones Unidas la definen como: “la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas”.
Cabe mencionar, que la desertificación es un problema que no sólo afecta a entidades norteñas sino también a otras como San Luis Potosí, Michoacán, Zacatecas, Guerrero y Aguascalientes principalmente, y de hecho al menos un tercio de la superficie del planeta sufre o sufrirá por desertificación.
Por lo anterior, en 1955 la Organización de Naciones Unidas (ONU) establecería el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, como vía para hacer conciencia entre la población sobre un problema que va incrementándose en el planeta y cuyas consecuencias serán: aumento de las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) y por ende disminución en la biodiversidad de flora y fauna, y en especies silvestres; que amortiguarían la zoonosis (enfermedades infecciosas por virus, bacterias u hongos), y que a su vez protegen a diversas especies incluida la humana de los fenómenos climáticos extremos (Naciones Unidas, 2021).
Por otro lado, el término de la sequía es una consecuencia de la desertificación y representa anomalías transitorias, que se caracterizan por un periodo de tiempo con valores de las precipitaciones inferiores a los normales en el área determinada del planeta. Las consecuencias eminentes de dichas escaseces de agua, está provocando que las comunidades afectadas tengan menor acceso a este recurso para actividades básicas como higiene, alimentación y salud, lo que dificultará su desarrollo, y el mejor ejemplo se presenta hoy día en Nuevo León, en donde se ha evidenciado la “cuarta crisis del agua”, que está teniendo efectos severos en diversas actividades de la población sobre todo en aquellas más vulnerables como niños, ancianos y mujeres que tiene que lidiar con el problema de no tener agua que llegue a casa, no porque no cuente con el servicio sino por la falta del líquido en la región.
A lo anterior, se suma que la falta de agua pondrá en peligro la salud humana después del periodo Covid-19, y ante un escenario de riesgo de enfermedades como la hepatitis infantil y la denominada viruela del mono, entre otras tantas enfermedades relacionadas con falta o contaminación de agua, lo cual tendrá estragos en la citada población vulnerable.
Cabe referir, que en Nuevo León, la sequía extrema se ha agudizado en los últimos años y se acentuó en este 2022. Así, acorde a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) el grado de emergencia no sólo es porque las presas Prieto, La Boca y El Cuchillo tienen un porcentaje de volumen de agua mínimos que entrarían en concepto de cuarta etapa denominada Sequía Extrema, lo que ha llevado al Sistema de Agua y Drenaje de Monterrey (SADM) a establecer restricciones extremas de consumo de agua en el Área Metropolitana de Monterrey (AMM), esto porque el consumo promedio de los regiomontano es 177 litros por día, mientras que municipios como Santiago es de 186 litros por día y en San Pedro Garza García hasta de 301 litros por día. Tal situación llevó a establecer el programa “Agua para todos” e implicó un día sin agua según la zona de ubicación y posteriormente ante la falta de resultados positivos se establecería tener agua sólo de 4 AM a 9 AM todos los días. Esto llevaría a decir: “¿Me baño o bebo agua?” y repensar ¿Qué estamos haciendo mal?
¿Me baño o bebo agua? Entre la desertificación y la sequía en Nuevo León
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