En la relación de México con Estados Unidos los fronterizos organizamos el “Abrazo”, una ceremonia por demás emotiva para celebrar la amistad entre las dos Naciones. Los niños que representan el futuro y los más noble del ser humano vestido con sus trajes Charros y Victorianos respectivamente caen en un abrazo y se intercambian banderas nacionales.
Un evento cargado de un simbolismo, pero que genera reflexiones contrapuestas.
Por un lado abriga una esperanza de una buena vecindad basada en la colaboración y el respeto entre los países manifiesta sobre todo en el T-Mec y las inversiones de manufactura, los servicios y el intercambio comercial benéfico para ambas naciones. Sin embargo la realidad desgarradora de las puas, las deportaciones, el maltrato y la injerencia inaceptable nos ubica en un contexto en el que Alan Riding nos calificara como vecinos distantes.
¿Qué mal le hemos propinado los mexicanos a nuestros vecinos americanos?. Ninguno.
¿Acaso México a incurrido alguna vez en acciones voluntarias y de mala fe que comprometan la buena vecindad y con nuestros vecinos del norte?.
No lo creo. Porque entonces los representantes de avanzada del Gobierno de Joe Biden lanzan mensajes amenazantes como el expresado por el Jefe del Comando Norte quien sostuvo que México alberga “agencias rusas de espionaje”.
¿Qué es lo que se busca con este tipo de declaraciones? Cuando es evidente que se trata de una aseveración que falta a la verdad y creada para justificar una intervención a todas luces injusta como aquella que despojó a México de Texas y los territorios del norte en 1848.
O en el mejor de los casos el mensaje responde a una maniobra de presión con el ánimo de influir en la política interna en vísperas de la reforma eléctrica en México violentando el ideal de una Nacion soberana e independiente. Nadie en su sano juicio creería que el pueblo y el gobierno de México avalarían semejante y temeraria decisión a la que se refiere el alto funcionario estadounidense.
Lo que el Pueblo de México avala es la repuesta del presidente Lopez Obrador en el sentido de que México no es colonia de ninguna potencia mundial y que debemos dialogar con los estadounidenses para persuadirlos de que una nueva América fundada en el respeto y la cooperación es posible, para bien de las generaciones futuras y de la humanidad.
Bienvenida sea ésta nueva visión y hacemos votos para que los niños que se abrazan sobre la plancha del puente Juarez-Lincoln representen un futuro de cooperación y genuina amistad entre las naciones y no una simulación hipócrita que esconda tras de si la dominación inmoral e ilegal que a todos degrada y a ninguna de las partes beneficia.