DE INTERÉS PÚBLICO

Algunas de las políticas públicas urgentes en México

Escrito en OPINIÓN el

Como ya sabemos, y parece que a los falaces y mal intencionados críticos del gobierno de México se les olvida, la pandemia de Covid-19 originó la mayor crisis económica mundial en más de 100?años.

Durante el?2020, la economía  se redujo en el 90% de los países mientras  globalmente se contrajo alrededor de un 3% y por si fuera poco, lo más lamentable fue que la pobreza se incrementó en todo el mundo por primera vez en una generación.

Baste decir que en México la economía cayó 8.6%, yque el retroceso en pobreza no podrá ser recuperado en al menos una década, según expertos de los organismos internacionales como la OECD y el BANCO MUNDIAL incluso la CEPAL y el BID.

Por su parte los gobiernos aprobaron una respuesta normativa rápida y de gran cobertura, que alivió los peores impactos económicos inmediatos de la crisis. Sin embargo, dichas respuestas también acentuaron una serie de fragilidades económicas.

En México, a diferencia de los países desarrollados y de los gobiernos neoliberales del pasado, la crisis se enfrentó exitosamente sin recurrir al endeudamiento y la ayuda se dio de manera directa a los estratos poblacionales más marginados.

Tras un rápido y sorprendente repunte en 2021 y una continua, pero más lenta recuperación en 2022, hoy enfrentamos los mayores retos a partir del 2023 hasta la próxima década, ya que recuperar el terreno perdido en materia de combate a la pobreza, los avances solo se podrá ver en al menos una década.

Adicionalmente o para colmo de males, la invasión de Rusia a Ucrania y sus efectos en los mercados de productos básicos, las cadenas de suministro, la inflación y las condiciones financieras, han intensificado la desaceleración del crecimiento mundial.

Un riesgo clave para las perspectivas es la posibilidad de una elevada inflación global acompañada de un crecimiento débil, que recuerda la estanflación de los años setenta.

Este panorama da lugar a la aplicación de una política monetaria restrictiva en las economías avanzadas, lo que a su vez está ya provocando gran tensión financiera en los mercados emergentes y economías en desarrollo.

A este sombrío panorama habrá que incorporar en el análisis la escalada de los energéticos, el desabasto en granos y oleaginosas, la continua guerra comercial entre los Estados Unidos y China, la desarticulación de las cadenas de valor y suministro debido a la escasez de microchips tradicionalmente usados en la industria automotriz que fueron destinados a aparatos médicos durante la crisis sanitaria.

Así como la desaceleración del gigante asiático, China, su propia crisis financiera e inmobiliaria, y la desaceleración de la economía de la India; la crisis de exceso de deuda en los países de mayor crédito disponible.

Ante esta situación que puede desencadenar una crisis sin precedentes comparable y aun más profunda que la de la Gran Depresión de 1929 a 1936. La pregunta es, están los países como México preparados para resistir un crisis de tal envergadura?

Aunque algunos analistas piensan que México y Brasil hoy están mejor posicionados que en el pasado, debido a la fortaleza de los fundamentos económicos como el buen manejo de las finanzas publica, la austeridad, los ahorros derivados de la inflación. En el caso de México las crecientes remesas, el abultado monto de las reservas internacionales, el dinamismo de las exportaciones y la relocalización de empresas del resto del mundo, principalmente asiáticas hacia territorio mexicano; así como gracias a la erradicación de las canonjías de antaño al gran contribuyente, la recaudación se ha mantenido, siendo todos estos factores validados por la reciente recertificación de la deuda soberana mexicana por parte de la prestigiada empresa certificadora Modios.

No obstante lo anterior, actualmente es imperativo definir una paquete de política publica anticrisis contundente y amplia que garantice impulsar el crecimiento, aumentar la producción, reforzar los marcos macroeconómicos, reducir las vulnerabilidades financieras y apoyar a los grupos vulnerables así como lograr la autosuficiencia alimentaria y energética, lo más pronto posible. Reactivando el campo y las actividades del sector energía.

Si bien la diferencia de muchos gobiernos, el de México no se ha endeudado para pagar los cuantiosos programas de apoyo económico a los estratos poblacionales más desprotegidos y gracias a eso se ha mantenido el consumo, el abasto y la recaudación, así como gracias al sector externo, las remesas y la política de tasas de interés competitivas respecto a las fijadas por la FED, la estabilidad cambiaria, que además funge como una ancla para inhibir la escalada inflacionaria.

 El conglomerado total del Gobierno de México en sus diferentes ordenes e instancias de Gobierno debe de urgencia diseñar y aplicar de forma efectiva, políticas para abordar todas las áreas en las que la pandemia. Y la inminente recesión ya presente en Asia y Europa ha dejado al descubierto o ha exacerbado las fragilidades económicas: la estabilidad del sector financiero, el marco legal de insolvencia para hogares y empresas, el acceso al crédito y la sostenibilidad de la deuda pública.

Sin embargo, son pocos los gobiernos (si es que existen) que cuentan con los recursos y el margen político para abordar todos estos desafíos a la vez. Por ello, deberán identificar los riesgos que constituyen las amenazas más inmediatas para una recuperación equitativa en su contexto específico y establecer las prioridades correspondientes en materia de política económica y social.

Si bien se debe seguir priorizado a los grupos desfavorecidos de esta manera puede ayudar a contrarrestar los impactos de la pandemia y la recesión mundial en la pobreza y la desigualdad.

Se debe erradicar la malversación de recursos producto de la corrupción y de la colusión, entre la oligarquia y el viejo régimen.

La banca de desarrollo debe actuar de forma determinante en reactivar la consecución de los proyectos estratégicos detonadores del desarrollo de cada región y municipio. Especial atención crediticia y de asesoría debe de brindársele a la MIPYMES. Así como a la vez  debe minimizar el riesgo cambiario y a la deuda en moneda extranjera mediante una política estratégica financiera óptima. A la vez que debe de reconvertirse la economía tanto nacional, como estatal y municipal hacia sectores de oportunidad derivados y/o congruentes con los cambios originados por la crisis misma, así como aprovecharse al máximo posible la globalización de la producción y el comercio exterior, teniendo como premisa maximizar el valor agregado y el contenido nacional.

A la vez que deben de utilizarse esquemas como las áreas francas, los foreign trade zones, los export processing zones las free trade area o su equivalente en México los recintos fiscalizados estratégicos.

Aparte de que tanto el gobierno federal como los estatales y municipales deben de favorecer e inducir un cambio estructural productivo que implique una reconversión productiva tomando en cuenta conceptos como la rectoría del estado y la política espejo con respecto a nuestros principales clientes. De no ser así México sus estados y municipios caerán en una crisis de enormes proporciones que incluso pondrá más aun en riego la gobernabilidad.

Todo esto con una austeridad gubernamental sin precedentes en el gasto corriente y un combate a la corrupción tal que permita seguir con los 19 programas de bienestar, siguiendo los conceptos de economía moral y estado de bienestar de la actual administración federal, priorizando las inversiones en infraestructura social tales como la educación y la salud, aparte de la infraestructura urbana, de movilidad y productiva.

Sin duda alguna, esta es la última llamada para los gobiernos tanto federal como estatales y municipales, que aparte deben de incursionar contundentemente en la economía social y la economía circular que hoy a la par de los otros aspectos mencionados como el inventario nacional de los proyectos estratégicos por municipio y región. Así como el intensivo aprovechamiento de los 14 tratados de libre comercio y complementación económica que dan acceso preferencial a nuestros productos en más de 43 países, son lamentablemente hasta el momento letra muerta.

Y la política industrial así como la política de desarrollo de proveedores, la creación de agrupamientos industriales y la inserción de las MiPymes en el comercio internacional vía la proveeduría a las exportadoras o directamente como agrupamientos y el crédito suficiente y oportuno, así como la infraestructura, asesoría y acompañamiento para las MIPYMES y la sustitución inteligente de las importaciones, y los programas sectoriales para la proveeduría de estas al mercado interno también son inexplicablemente letra muerta.

Ante la crisis mundial, ya no hay lugar, para simulaciones de buen gobierno solo paternalista. Ni para el dispendio en gasto corriente y la corrupción galopante todavía observada y permitida por autoridades estatales y municipales.

Es así con la aplicación de estas medidas de política hasta ahora ausentes que  el país y la cuarta transformación de la vida pública de México. Saldrán adelante ante la cada vez más inminente recesión mundial. Sino estimado e informado lector para el baile vamos.