Esta semana el gabacho sacó los datos de los cruces de vehículos ligeros, de carga, peatones y obviamente la cantidad de billetes verdes que esto les dejó, todo con lujo de detalles hasta el último “cuara”, “daimes” y “penys”, pero del lado mexicano, no es la misma historia, y eso es culpa del ex gobernador prófugo y amparado, Cabeza de Vaca.
Egidio no fue el mejor gobernador, de hecho fue muy malo, pero en ese último sexenio del PRI al menos tenían la decencia de publicar mes a mes las estadísticas de cruces y los ingresos captados por este concepto, claro, no con tanto detalle, pero suficiente para estar al tanto de la situación, y uno como ciudadano podía checarlo en la página, pero entrando mi villano favorito, tumbó la página y por seis años no supimos, más que por la Federación, si íbamos bien o nos regresábamos y del fideicomiso ni hablar, de ese son puros mitos y leyendas, pues no ha quedado más que jugar a las adivinanzas de lo que hay en esa bolsa.
Por cierto que hay que hablar del compa Faustino Gutiérrez Pérez, el juez reynosense que todavía a estas alturas tiene el descaro de intentar proteger a Cabeza de Vaca con otro amparo como el que ya le había dado por la anterior orden de aprehensión y para defenderse del congelamiento de sus cuentas; si hace esto por convicción, una severa dosis de billetazos o alguna clase de presión o chantaje, lo sabremos después.
Para la autoridad federal, CdV está en calidad de prófugo, con alerta migratoria y ficha roja de la Interpol, pero él dice que está “de vacaciones en su rancho”, pero los informes oficiales daban cuenta de su salida del país desde el 28 de septiembre, justo después de su último evento público.
Será el sereno, pero para los tamaulipecos, Cabeza de Vaca es un deja vú, pero más intenso, que Yarrington y Eugenio, ambos presos por menos que lo que se dice del panista prófugo.