Hay ciudades con zonas bonitas, que sin saber exactamente por qué, nos atraen, nos gustan, nos hacen sentir bien. “Qué bonitos son los callejones de Guanajuato”, “Qué imponente y hermoso se ve el Zócalo decorado en Navidad”, “Visité un pueblito mágico y me encantó”.
Sin embargo, también hay zonas que padecen contaminación visual.
Le pasa a Monterrey, por ejemplo, con áreas mega congestionadas de publicidad o áreas sobreexplotadas.
“La contaminación (visual) afecta o perturba la vista de algún sitio o paisaje, destruye su estética y su esencia original; ocurre porque existe un abuso de elementos no arquitectónicos que alteran la imagen rural, urbana, y de cualquier entorno”, de acuerdo con un estudio de la Organización UNAM.
Hace algunos años, hubo la intención de “limpiar” al centro de Nuevo Laredo, para que hubiera armonía, belleza, para eliminar los anuncios ostentosos y que las fachadas lucieran más acorde con un centro histórico para presumir.
A pesar de que se han gastado millonadas en cambiar calles, en mover los estacionamientos, a veces en batería, luego laterales, luego sin estacionamiento, y total que nada queda bien.
El centro de Nuevo Laredo sigue padeciendo contaminación visual y falta de armonía.
Quizá valdría la pena echarle un vistazo a un cambio ordenado, gradual, y que involucre tanto a propietarios, urbanistas y expertos.
La tendencia mundial es a revivir los antiguos centros urbanos, en zonas peatonales, seguras para el visitante, con amplias calles, y zonas de recreo, cultural y arquitectónico.
¿Usted qué opina?