Este tema tiene más aristas que un brillante de muchos quilates y más espinas que un cadillo, ni por dónde entrarle. La Suprema Corte de Justicia se echó un alacransote al lomo, pero le dio respuesta y satisfacción a las demandas de los múltiples colectivos de feministas, los que desde hace muchos años defendían su derecho sobre decidir sobre su cuerpo, incluyendo el derecho de abortar a su propio hijo. Extraña determinación, difícil de entender y más de aceptar; sin embargo, como ellas dicen: es su cuerpo y es su decisión.
Desde mi muy personal punto de vista, la mujer, consciente de que puede concebir al tener una relación sexual con un hombre, debe de tomar las precauciones pertinentes, ahora existen muchos métodos anticonceptivos al alcance de todos y ella no debe permitir una relación si no está protegida o exigirle a la pareja que la proteja. No existe una razón válida para que esto no se haga. No es posible que después de una noche de copas y aduciendo pérdida de la voluntad por la embriaguez, tenga una relación insegura con consecuencias lógicas.
En muchos casos después de una noche así, existe la píldora del día siguiente; sin embargo, no le dan importancia al hecho hasta que el embarazo ya es evidente, entonces recurren simplemente y sin ningún remordimiento al aborto. ¿Tendrán conciencia de que están asesinando a un ser indefenso e inocente? El aborto sólo es justificable en caso de violación, siempre que así lo pida la ofendida, se atenúa, en caso de que pueda venir con alguna malformación que le pueda hacer la vida difícil y sólo venga a sufrir a este mundo o en caso de que la vida de la madre corra apeligro.
Pero provocarse un aborto sólo porque “se le fueron las patas” y no se cuidó, para mí eso es imperdonable. Si ya cometiste un error, no cometas otro y asume las consecuencias, no es suficiente culpar al hombre sólo porque no se puede embarazar y eso le da libertad absoluta para tener relaciones sexuales cuando y con quien quiera. Si la mujer sabe que su cuerpo está diseñando para la maternidad y no quiere un hijo, entonces debe de evitar embarazarse, aunque eso no le quita el derecho inalienable de tener relaciones sexuales con un hombre, si así lo desea.
Entiendo que la mujer siempre ha estado en desventaja en una sociedad machista, de una cultura paternalista milenaria, comprendo que las leyes siempre han estado en su contra y que le ha costado muchos años de lucha conseguir las libertades de las que hoy pueden, legítimamente disfrutar, son el fruto de muchos años de trabajo. De hecho, la despenalización del aborto es un triunfo más de este movimiento feminista. Pero, yo me pregunto ¿Hasta qué punto es un triunfo? ¿Qué más puede seguir, ahora qué pedirán?
La nueva ley, que las exime de toda culpa por abortar, les da absoluta libertad para hacerlo, ya no tendrán que enfrentar a la justicia terrenal; sin embargo, si son mujeres de fe, tendrán que enfrentar a la justicia divina y si no tienen fe, tendrán que enfrentar a su conciencia y, si no tienen conciencia, adelante, vayan a abortar, que ya son libres para hacerlo. Sé y estoy seguro que esta opinión mía no les va a gustar a muchas mujeres y algunos hombres que se creen de avanzada, pero es mi punto de vista. No me defino como machista, al contrario, siempre he defendido el derecho de la mujer, la equidad de sexo e incluso el derecho a que tengan relaciones sexuales libres, pero este asunto tiene demasiadas aristas y todas son iguales.
Sin embargo, y pese a lo dicho anteriormente, celebro esta determinación de la Suprema Corte. Finalmente, si una mujer está dispuesta a abortar el hijo, definitivamente no estaba preparada para ser madre, hubiera sido una mala madre y la criatura hubiera sufrido las consecuencias, total, cada quien con su propia conciencia. Lo triste es que hay miles de mujeres impedidas para la maternidad que desean y darían lo que fuera pòr tener un hijo. Ellas estarían dispuestas a adoptarlo.
Bueno, estimado lector, se tenía que decir y se dijo. Les deseo un espléndido fin de semana en familia, disfrútelo y disfrute los últimos calores, ya viene el otoño.
La despenalización del aborto
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