Una vez más, la lluvia que pocos esperaban sorprendió y sobre todo, provocó temor entre los ciudadanos de todo Nuevo Laredo.
El tema es político, pues en otras ciudades con infraestructura decente, puede llover y eso no es causa de pausar las actividades de toda la comunidad.
Lo vemos entre Laredo y Nuevo Laredo, nos pegan las mismas lluvias, pero solo una de las dos ciudades se ve afectada con calles inundadas, cortes de luz, irónicamente suspensión del servicio de agua potable, además de que los baches se multiplican.
Mencionamos que el tema es político porque no se trata de condiciones geográficas o climatológicas distintas entre una y otra ciudad, solo que en una de las dos se siguieron lineamientos para la construcción y mantenimiento de calles y drenaje, mientras que en la otro no.
Tampoco quiere decir que en Laredo todo sea perfecto y que no exista la corrupción, pues a lo largo de su historia se han detectado también sus problemas y en su momento ha habido castigo para los involucrados, pero el robo no ha sido tan descarado como en Nuevo Laredo.
Entre Reynosa y su par americano, McAllen, hay una diferencia abismal en presupuestos, pero entre Laredo y Nuevo Laredo la brecha no es tan marcada a pesar de que una corresponde al primer mundo y la otra a un país en vías de desarrollo, pero aún así, la forma en que se aprovecha si ha sido distinta.
El punto es que el severo temor que tienen los neolaredenses a las lluvias no es otra cosa que la mala experiencia de tantas inundaciones, de daños a sus pertenencias, de quedarse sin servicios, todo por la deficiente infraestructura de la ciudad que deriva de la deplorable tradición de saqueos a la ciudad.
Ayer ese temor se hizo presente y se manifestó en las redes sociales durante las precipitaciones en las que cientos de neolaredenses preguntaban qué rutas no estaban inundadas y si había riesgo de que brotara repentinamente algún socavón.
Inundaciones; reflejo de malos gobiernos
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