Hacer campaña en tiempos de pandemia ya es un gran reto en cualquier lugar, peor aún si a eso se le suma la apatía que ha permeado en Nuevo Laredo por muchos años.
Para los candidatos que no son tan conocidos entre la ciudadanía, porque no participaron en contiendas pasadas o simplemente porque apenas se integran a la vida pública de la política, se enfrentan a un reto adicional, pues al hacer campaña usando cubrebocas será aún más difícil que los ciudadanos se familiaricen con sus rostros.
Entre la pandemia y sus restricciones, el mayor reto para todos es lograr que los ciudadanos salgan a votar, aunque también hay que entender que esa apatía es en muchos casos más bien un desánimo ante la decepción de las promesas incumplidas de muchos funcionarios que fueron a pedir el voto antes, y con ello, su mal desempeño para resolver las cosas más básicas que le preocupan al ciudadano común.
Algunas dependencias ya salieron con su domingo 7 al decir que con motivo de la veda electoral guardarán silencio, claro, se trata de la clásica excusa de cada contienda para evitar otorgar información durante ese periodo ni responder cuestionamientos.
La realidad de la veda electoral, que parece no quedar claro después de tantos años, es que no se trata de una Ley Mordaza, sino de un mecanismo para evitar que los partidos influyan en las elecciones al resaltar las acciones de sus respectivos gobiernos de manera proselitista, procurando de esta manera el piso parejo para todos los contendientes, dicho lo anterior, mientras sus publicaciones no vayan en el sentido de promocionar alguna acción de gobierno, la cuestión informativa no está prohibida.
Para el ejercicio periodístico este periodo es particularmente difícil, en el sentido de que los funcionarios se escudan en esa veda electoral para evitar responder cuestionamientos.
Ahora sí todo el personal considerado de primera línea, está vacunado contra el Covid-19 con las dos dosis de Pfizer, esto de alguna manera da mayor certidumbre a este segmento para atender a los pacientes con coronavirus, pues durante el periodo más álgido falleció una veintena de profesionales de la salud, mártires de la pandemia que no lograron ver este día, pues las diversas vacunas estaban aún en desarrollo.