Testigo fue aquel naciente y bullicioso centro, de que antes no se recorría la ciudad hacia afuera tan sólo hacia adentro, entonces los sitios que muy retirados estaban, escasamente los ciudadanos éstos visitaban, por lo mismo pocos conocían de esos despoblados suelos, de esa historia muy lejana de altos vuelos.
Hacia el sur por ese camino principal, a los lados aún predominaba el zacatal, de noche no se apreciaba luz artificial alguna, tan sólo los reflejos de ese amplio sitio y de la luna.
El camino para llegar ahí era largo y tedioso, por eso mismo ir en carro era lo mejor aunque costoso; sin embargo, valía la pena el gran “viaje” hacia dicho lugar, así conocer ese aeropuerto tan espectacular.
Al ser otra época por lo mismo el avión era algo impresionante, la gente común y corriente de Nuevo Laredo ese gusto no podía abordar de una manera constante, por caro y por lo mismo exclusivo de la gente pudiente, entonces tan sólo se visitaba para por fuera admirarlo y no como cliente.
Con el paso de los años y ante el creciente Nuevo Laredo, el aeropuerto quedó prácticamente atrapado de su gente como en un ruedo, entonces el quitarlo de ese sitio se sabe que fue una tarea titánica concuerdo, el proyecto duró muchos años cuentan los testigos de ese recuerdo.
En lo que hoy es el Tecnológico aquí aún se aprecian vestigios de dicho aeropuerto, existe un emblemático edificio histórico por las aulas cubierto, los que saben cuentan de mucha actividad viajera, que estaba la torre de control, venta de boletos y la sala de espera.
¡Buenas tardes amigo, soy Lupe, qué lo trae a este sitio! Lo observé con atención cómo es que usted pensativo atravesó ese patio, no es por querer adivinar, pero usted no vino a este Tecnológico a admirarlo, más bien presiento que de ese viejo aeropuerto su recuerdo vino a avivarlo.
¡Fíjese muy bien lo que le voy a contar!, recién inaugurado el “Tec” por ciertos rumbos aún se podían encontrar, tramos de la pista, pequeños pedazos de aviones, motores, ese edificio rojo y aquel, todo quedó de este sitio aquí bajo resguardo cual si fuera un cuartel.
Disculpe buen amigo tiene usted mucha razón, en este lugar sí que me ha palpitado el corazón, por mi edad ha de comprobar que no conocí ese antiguo aeropuerto; sin embargo, personas como usted contribuyen al conocimiento.
He venido a sentir esos aires de recuerdos, por un momento los ojos cerrar e invocar esos vuelos, de antes en tan apartado y silencioso lugar, mucho ruido y ambiente el poder imaginar, después el silencio y vuelta la calma al avión el despegar.
No lo molesto más mi buen caballero amable, pero dígame, acaso es que usted fue testigo de esa obra entrañable, cómo es que tiene muchos recuerdos de ese pasado imborrable, cómo es que sabe tanto de ese viejo Nuevo Laredo adorable.
Del viejo aeropuerto al Tecnológico de su añoranza tan sólo hay un paso, no quiero abusar de conocedor, pero el pasado yo abrazo, fui testigo porque en este sitio trabajé toda mi vida, por eso en mí y hasta en mi hermano Paco en la eternidad el recuerdo aún anida.