Como algo insólito se puede considerar el comportamiento del comercio local, al aceptar no sólo sus residentes, sino por igual sus visitantes y de una forma unánime y contundente, un programa mexicano que nació hace exactamente 10 años, por lo mismo se puede considerar que por primera vez, el Buen Fin, “liquida” al comercio de Laredo, Texas.
Sin embargo, este fenómeno demostrado en estos días entre la misma ciudadanía, por supuesto que no se trató de algo acordado, ni mucho menos accionado a través de las redes sociales, medios noticiosos radiales ni impresos.
Al entender que esta situación de preferencia por el comercio mexicano se debió a esa permanente restricción de cruce por los asuntos sanitarios ya conocidos, a esa falsa ilusión generada mes con mes para por fin regresar a esa costumbre fronteriza.
Cierto es que lo que más inquietó y molestó a los neolaredenses fue esa desigualdad, ese trato nada parejo, al observar que y ante una crisis de salud mundial, no concordaban para nada las medidas tomadas.
Pues mientras que por un lado los residentes norteamericanos si acudían sin restricción alguna hacia Nuevo Laredo y aun sin existir vacunas, los mexicanos, propiamente los fronterizos neolaredenses, para ingresar al país del norte, eran drásticamente rechazados.
Esto por supuesto que ocasionó que el residente de Nuevo Laredo, Tamaulipas optara por satisfacer localmente sus necesidades en cuestiones de diversión, artículos personales, víveres, entre muchos otros, provocando esto y de igual modo, una generación importante de nuevos comercios, los que, y por lo que se ve, han venido a cumplir las exigencias de sus propios consumidores.
Hoy y ante la apertura de los cruces fronterizos hacia el lado texano, el sentimiento de los neolaredenses sigue aflorando.
Al ver que otra barrera les ha sido impuesta casi como una forma de discriminación, al exigirles el comprobante de vacunación para poder ingresar, esto sin considerar que millones de ciudadanos o residentes norteamericanos no están vacunados, al haber rechazado esta exigencia gubernamental.
Es bueno saber que el “Buen Fin” nació a iniciativa del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) el que engloba a variadas cámaras empresariales y comerciales, instituciones bancarias, de seguros, industriales, departamentales, entre otros.
Y que gracias a ellos y al apoyo del gobierno mexicano, desde el 2011 y año con año han estado llevando a cabo y de una manera exitosa dicho programa.
Proyecto materializado que engloba su desarrollo, no sólo la colocación de productos y servicios hacia el consumidor final, sino que por igual genera empleos, creación de nuevos negocios e impulsa a la economía mexicana.
Entonces, no se puede considerar como algo raro el que el “Buen Fin” durante esos días en que accionó todo su potencial para atraer al cliente, fue por igual aprovechado por los vecinos, al menos texanos, por su cercanía con México.
Al entender que su dinero, y al tener mucho mas valor dentro de la economía mexicana, logró por igual crecer su diversión, disfrutando mejor su estancia en hoteles, degustando en restaurantes locales de nivel mundial, volvió en sí a regresar sus ánimos y presencias por Nuevo Laredo.
Lamentable es que el comercio de Laredo, Texas, y por sus mismas actitudes de sus autoridades norteamericanas, esté prácticamente sobreviviendo ante la escasa afluencia de compradores mexicanos.
Entonces, lo que hace algunos años se consideraba como algo que nunca iba a ocurrir, y trasmitido a través de documentales, programas incluso películas en las que se manifestaba y literalmente “un día sin mexicanos”, esto y como una aterrorizada profesa localmente se ha dejado ver, por algo como esto, la economía, al menos laredense, comenzó a sufrir.
Pero no cabe duda que ambas ciudades denominadas “hermanas”, por siempre una de otra deberán de depender en todos los aspectos, al comprobarse que miles de familias están unidas, al ser prácticamente las mismas en ambos lados de la frontera.
Por esto, es que el comercio, esa forma de generar economía entre ambas ciudades, debe ser acorde, por lo que, y ante otra eventualidad ya fuera por el motivo que sea, las condiciones deben de ser más parejas.
Pues si de un lado se dicta una orden restrictiva o preventiva, de igual modo la otra solidariamente debe de implementarlas, igualándolas, así ambas poblaciones no se sientan discriminadas, agredidas en sus actividades y necesidades.
Por supuesto que ambos Laredos, al igual que el resto del mundo, y por muchos meses, vivieron días de pánico, sin embargo, las medidas tomadas al menos por el gobierno norteamericano, propiamente replicado en Laredo, Texas, no fueron nunca nada claras, al menos para los residentes mexicanos.
Entendible es que, en esos tiempos de mayor crisis de salud, todas las acciones debieron ser más drásticas, comprensible es por igual que no se podían evitar los cruces a esos ciudadanos norteamericanos residentes en Nuevo Laredo que diariamente van a sus fuentes de trabajo a Laredo, Texas.
Pero lo que no es aceptable, es que no hayan adoptado un programa más flexible para el resto de los ciudadanos y residentes de Nuevo Laredo, al permitírseles bajo un programa bien definido el cruce gradual, esto para realizar al menos las operaciones más básicas, según la situación o necesidad de cada quien al momento de cruzar y claramente especificadas.
Quizá y por este mismo fenómeno provocado por esta crisis sanitaria, es que Nuevo Laredo entendió que también debe apoyar sus programas comerciales generadores de economía entre y para los mismos neolaredenses.
Por supuesto no enemistándose comercialmente hablando con sus vecinos texanos, sino más bien aplicando ahora sí ese balance, para que mutuamente, el beneficio en cuestión de comercio sea de igual modo y para ambos lados de la frontera productivo, y al aprovecharse esa buena vecindad, aplicar por qué no y hermanadamente, esa reciprocidad comercial.
El Buen Fin ‘liquida’ al comercio de Laredo, Texas
Escrito en OPINIÓN el