En 2020 comenzaron los años de la pandemia y nos aproximamos al inicio del tercero. No se esperaba, al principio, que se prolongase tanto en el tiempo ni que se extendiese con tal amplitud. De acuerdo con las compilaciones de la OMS, a mediados de noviembre del segundo año, en el mundo los casos de Covid-19 alcanzan ya los 250 millones y los decesos exceden de 5 millones. Por región, las más afectadas han sido América (94.3 y 2.3 millones), Europa (79.0 y 1.5) y Asia sudoriental (44.1 y 0.7); en tanto que las menos lastimadas han sido Mediterráneo oriental (16.5 y 0.3), Pacífico occidental (9.6 y 0.1) y África (6.2 y 0.2). La pandemia de los (países) ricos, han dicho algunos, al advertir que Estados Unidos y Europa acumulan dos tercios del total de contagios.
Tras alcanzar incrementos diarios de nuevos casos por encima de 830 mil en enero y abril de 2021 y de registrar en agosto una “tercera oleada”, con contagios diarios por encima de 700 mil, el rápido aunque muy concentrado despliegue de la vacunación produjo la impresión generalizada de que se estaba dejando atrás a la pandemia, con nuevos casos diarios inferiores o muy inferiores al medio millón desde finales de septiembre (salvo diversos rebrotes muy recientes).
Para esta última fecha, además, se había contabilizado de manera más precisa el enorme costo económico, en términos sobre todo de caída de la actividad y pérdida de puestos de trabajo. Al mismo tiempo, ya en el año en curso, el crecimiento de las economías repuntaba de manera importante en diversos países y regiones.
Como se ha dicho en estos artículos, muchos procedieron a aliviar las medidas preventivas que habían permitido contener la pandemia y habían provocado el descalabro económico. Surgió entonces el debate que en las últimas semanas ha dominado el diálogo global sobre la pandemia. ¿Tiene sentido persistir y reforzar las estrategias orientadas a erradicarla, etiquetadas “Covid-cero”, o es preferible aceptarla como endémica y aprender a convivir con ella? La gran diferencia, tras más de año y medio, es la disponibilidad de vacunas seguras y confiables y la expectativa de que en breve se disponga de tratamientos de efectividad semejante y se consiga una mucha mejor distribución de unas y otros.
La República Popular China, el país del que surgió la pandemia, aparece como el mayor exponente de la estrategia de Covid-cero. Se dispone ahora de un detallado análisis de esta experiencia.* “Los esfuerzos de China para eliminar el Covid-19 se han visto sujetos a crecientes presiones en momentos en que los funcionarios advierten de un ‘grave desafío’ que se manifestará en los próximos meses y se informó de varias docenas de nuevos casos en el fin de semana (6-7 de noviembre). El domingo, la Comisión Nacional de Salud de China informó que se habían confirmado 74 nuevas infecciones sobre el día anterior, 50 de las cuales se originaban en contagios locales. Esta reaparición de contagios ha alcanzado a la mayoría de las 31 provincias del país, convirtiéndose en el brote más extendido desde los primeros días de la pandemia de Covid-19 el año pasado. […] China seguirá instrumentando medidas de prevención estrictas, a pesar de que otros países de la región han abandonado las políticas de Covid-cero.”
Al principio y por un lapso breve, la pandemia se concentró, sobre todo, en China. El 4 de febrero de 2020 le correspondía más de 99% del total de casos. Dos meses después, para finales de marzo, la situación había dado un primer vuelco: los contagios en China equivalían a sólo 11% del total mundial y los correspondientes a otros tres países (Estados Unidos, Italia y España) superaban su número absoluto.
(Ha aparecido, por cierto, un memorial espléndido de la experiencia española con la pandemia: Antonio Muñoz Molina, Volver, ¿a dónde?, Biblioteca breve, Seix-Barral, Madrid, 2001. Disponible también en edición digital.)
Desde entonces, la pandemia se ha expandido mucho más rápido fuera de China que en ésta. La participación de China en el número total de contagios cayó a 0.4% en agosto de 2020 y se sitúa ahora en apenas 0.05. Al comienzo, todos los contagiados fueron chinos; ahora, 22 meses después, sólo cinco de cada 10 mil. Es difícil encontrar indicador más elocuente de la efectividad de la estrategia de China.
La tensión entre países que adoptan estrategias distintas ante la pandemia, sobre todo cuando guardan vecindad, es reveladora del reconocimiento de que, si bien hasta ahora esas respuestas han sido diseñadas y decididas a escala nacional, resulta imperativo buscar estrategias de alcance regional e incluso global dado que, como tantas veces se ha dicho, el virus no requiere pasaporte y no reconoce fronteras.
* Thomas Hale, “China’s zero-Covid policy under strain as new cases spread”, Financial Times, 7/11/21 (https://cutt.ly/VTaq8xc).
Pandemia: la estrategia de Covid-cero
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